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domingo, agosto 18, 2024
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    Ezequiel 35 - Torres Amat

    Profecía contra el Monte Seir

    1. Me habló el Señor nuevamente, diciendo:

    2. Hijo de hombre, dirige tu semblante contra la montaña de Seir, y vaticinarás acerca de ella, y le dirás:

    3. Esto dice el Señor Dios: Heme aquí contra ti, ¡oh montaña de Seir!, y yo descargaré sobre ti mi mano, y te dejaré asolada y desierta.

    4. Arrasaré tus ciudades, y quedarás despoblada, y conocerás que yo soy el Señor.

    5. Por cuanto has sido enemiga eterna, y has perseguido espada en mano a los hijos de Israel en el tiempo de su aflicción, en el tiempo de su extrema calamidad,

    6. por eso juro yo, dice el Señor Dios, que te abandonaré a tu sangre, y la sangre tuya te perseguirá; y por lo mismo que tú odiaste tu sangre, la sangre tuya te perseguirá.

    7. Y dejaré asolada y desierta la montaña de Seir, y haré que no se vea en ella ni el queva ni el que viene.

    8. Y henchiré sus montes de sus muertos, pasados serán a cuchillo sobre tus collados, y en tus valles, y en tus arroyos.

    9. Te reduciré a una soledad eterna, y quedarán desiertas tus ciudades, y conoceréis que yo soy el Señor Dios.

    10. Por cuanto tú dijiste: Dos naciones y dos tierras serán mías, y no las poseeré como herencia; siendo así que el Señor estaba allí;

    11. por esto te juro, dice el Señor Dios, que yo te trataré como merece tu ira, y tu envidia, y tu odio contra ellas, y yo seré conocido por medio de ellas, cuando te haya juzgado a ti.

    12. Y conocerás que yo el Señor he oído todos los insultos que has pronunciado contra los montes de Israel, diciendo: Abandonados están, se nos han dado para que los devoremos.

    13. Y os levantasteis contra mí con vuestras lenguas blasfemas, y lanzasteis contra mí vuestros insultos, yo los oí.

    14. Esto dice el Señor Dios: Con júbilo de toda la tierra te reduciré a una soledad.

    15. Así como tú celebraste con júbilo el que fuese destruida la herencia de la casa de Israel, así yo te destruiré a ti. Devastada serás, ¡oh montaña de Seir!, y toda tú, ¡oh tierra de Idumea!, y conocerán que yo soy el Señor.