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jueves, julio 18, 2024
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    Isaías 60 - Torres Amat

    La futura gloria de Sion

    1. ¡Levántate, oh Jerusalén !, recibe la luz; porque ha venido tu lumbrera y ha nacido sobre ti la gloria del Señor.

    2. Porque he aquí que la tierra estará cubierta de tinieblas y descubrirá las naciones; mas sobre ti nacerá el Señor, y en ti se dejará ver su gloria.

    3. Y a tu luz caminarán las gentes, y los reyes al resplandor de tu nacimiento .

    4. Tiende tu vista alrededor tuyo, y mira: Todos esos se han congregado para venir a ti; vendrán de lejos tus hijos y tus hijas acudirán a ti de todas partes.

    5. Entonces te verás en la abundancia; se asombrará tu corazón, y se ensanchará cuando vengan a unirse contigo naciones de la otra parte del mar; cuando a ti acudan poderosos pueblos.

    6. Te verás inundada de camellos, de dromedarios de Madián y de Efa: Todos los sabeos vendrán a traerte oro e incienso, y publicarán las alabanzas del Señor.

    7. Se recogerán para ti todos los rebaños de Cedar; para tu servicio serán los carneros de Nabayot, sobre mi altar de propiciación serán ofrecidos, y yo haré gloriosa la casa de mi majestad.

    8. ¿Quiénes son esos que vuelan como nubes, y como las palomas a sus nidos?

    9. Sé, dice el Señor, que me están esperando con ansia las islas o naciones, y las naves del mar ya desde el principio , para que traiga de las remotas regiones a tus nuevos hijos, y con ellos su plata y su oro, que consagran al nombre del Señor Dios tuyo, y al Santo de Israel que te ha glorificado.

    10. Entonces los hijos de los extranjeros edificarán tus muros; y los reyes de ellos serán servidores tuyos; porque si bien estando enojado te afligí, ahora reconciliado uso contigo de misericordia.

    11. Y estarán abiertas siempre tus puertas, ni de día ni de noche se cerrarán, a fin de que a toda hora pueda introducir en ti la riqueza de las naciones, con sus reyes.

    12. Puesto que la nación y el reino que a ti no se sujetare, perecerá, y tales gentes serán destruidas y asoladas.

    13. A ti vendrá lo más precioso del Líbano, y el abeto, y el ciprés, y el pino para servir todos juntos al adorno de mi santuario, y yo llenaré de gloria el lugar donde asentaré mis pies.

    14. Y a ti vendrán y se te postrarán los hijos de aquellos que te abatieron, y besarán las huellas de tus pies todos los que te insultaban, y te llamarán la ciudad del Señor, y la Sión del Santo de Israel.

    15. Por cuanto estuviste tú abandonada y aborrecida, sin haber quien te frecuentase, yo haré que seas la gloria de los siglos y el gozo de todas las generaciones venideras;

    16. y te alimentarás con la leche de las naciones, y te criarán regios pechos; y conocerás que soy el Señor que te salva, el redentor tuyo, el fuerte de Jacob .

    17. En vez de cobre te traerá oro, y plata en lugar de hierro; y en vez de maderas cobre, y en lugar de piedras hierro; y pondré por gobierno tuyo la paz, y por prelados tuyos la justicia.

    18. No se oirá ya hablar más de iniquidad en tu tierra, ni de estragos ni de plagas dentro de tus confines; antes bien reinará la salud o felicidad dentro de tus muros, y resonarán en tus puertas cánticos de alabanza.

    19. Ya no necesitarás sol que te dé luz durante el día, ni te alumbrará el esplendor de la luna; sino que el Señor mismo será la sempiterna luz tuya, y tu gloria o claridad el mismo Dios tuyo.

    20. Nunca jamás se pondrá tu sol ni padecerá menguante tu luna; porque el Señor será para ti sempiterna luz tuya, y se habrán acabado ya los días de llanto.

    21. El pueblo tuyo se compondrá de todos los justos; ellos poseerán eternamente la tierra, siendo unos retoños plantados por mí, obra de mis manos, para que yo sea glorificado.

    22. El menor de ellos valdrá por mil, y el párvulo por una nación poderosísima. Yo el Señor haré súbitamente todo esto cuando llegare su tiempo.