28.8 C
Miami
domingo, agosto 18, 2024
Más


    Job 14 - Torres Amat

    Job discurre sobre la brevedad de la vida

    1. El hombre nacido de mujer vive corto tiempo, y está atestado de miserias.

    2. El sale como una flor, y luego es cortado y se marchita; huye y desaparece como sombra, y jamás permanece en un mismo estado.

    3. ¿Y tú te dignas abrir tus ojos sobre un ser semejante, y citarlo a juicio?

    4. ¿Quién podrá volver puro al que de impura simiente fue concebido? ¿Quién sino tú solo?

    5. Breves son los días del hombre; tú tienes contado el número de sus meses; señalaste los términos de su vida, más allá de los cuales no podrá pasar.

    6. Retírate, pues, un poquito de él, para que repose mientras llega su día deseado, como el día de descanso al jornalero.

    7. El árbol tiene esperanza de reverdecer aunque sea cortado; y en efecto, brota y echa sus retoños.

    8. Aun cuando sus raíces estuvieren envejecidas en la tierra y su tronco amortecido en el polvo o sequedad,

    9. al olor del agua retoñará, y echará frondosas ramas como la primera vez que fue plantado.

    10. Pero el hombre una vez muerto, y descarnado, y consumido, dime, ¿qué se hizo de él?

    11. A la manera que si se retirasen o enjugasen las aguas del mar, y se agotasen los ríos quedarían en seco;

    12. así el hombre, cuando durmiese el sueño de la muerte, no resucitará. Hasta tanto que el cielo sea consumido y renovado, no despertará, ni volverá en sí de su sueño.

    13. ¡Oh quién me diera que me guarecieses y escondieses en el sepulcro hasta que pase tu furor, y me señalases el plazo en que te has de acordar de mí!

    14. Mas, ¿acaso ha de volver a vivir un hombre ya muerto? Sí, y por eso en la guerra continua en que me hallo, estoy esperando siempre aquel día feliz en que vendrá mi mudanza o gloriosa renovación.

    15. Entonces me llamarás, y yo te responderé; alargarás la diestra a la obra de tus manos.

    16. Es verdad que tú tienes contados todos mis pasos; mas perdóname, Señor, mis pecados.

    17. Tú tienes sellados y guardados como en una arquilla mis delitos; pero has curado ya mi iniquidad.

    18. Los montes van cayendo a pedazos y deshaciéndose, y cambian de sitio los peñascos.

    19. Las aguas cavan las peñas, y la tierra batida con las inundaciones poco a poco se va consumiendo; del mismo modo vas tú acabando con el hombre.

    20. Le diste vigor por un poco de tiempo, para que pasase para siempre a la eternidad; demudarás su semblante antes de morir, y le harás salir de este mundo.

    21. Que sus hijos sean esclarecidos, o viles, él no lo sabrá;

    22. pero mientras viviere, su cuerpo sufrirá dolores, y su alma deplorará su triste estado.