28.2 C
Miami
sábado, agosto 17, 2024
Más


    Job 4 - Torres Amat

    Elifaz reprende a Job

    1. Entonces Elifaz de Temán, rompiendo el silencio, dijo:

    2. Si empezamos a razonar contigo, quizá no te gustará lo que diremos; pero, ¿quién podrá contener las palabras que ahora vienen a la boca?

    3. Tú eras antes el que amaestraba a muchos; tú dabas vigor a los agobiados.

    4. Tus palabras eran el sostén de los vacilantes, y tú fortalecías las trémulas rodillas de los débiles.

    5. Mas ahora que el azote ha descargado sobre ti, estás abatido; te ha tocado el Señor, y te has conturbado todo.

    6. ¿Dónde está tu temor de Dios? ¿Dónde tu fortaleza, tu paciencia y la perfección de tu conducta antigua?

    7. Considera, te ruego, si pereció jamás ningún inocente, o cuándo los buenos han sido exterminados.

    8. Al contrario, lo que yo he visto es que los que han cultivado el vicio, han sembrado males, y males han cogido;

    9. y han perecido a un soplo de Dios; y han quedado consumidos al aliento de la indignación divina.

    10. Así pereció el león que rugía y la leona que bramaba; y fueron desmenuzados los dientes de los leoncillos.

    11. Pereció de hambre el tigre por falta de presa, y los leoncillos se fueron cada uno por su lado.

    12. Se me dijo en cierta ocasión una palabra recóndita, y mi oído, así como a hurtadillas, percibió algo de aquel blando zumbido.

    13. En el horror de una visión nocturna, cuando suele el sueño rendir los hombres,

    14. quedé sobrecogido de pavor, y todo temblando, y se estremecieron todos mis huesos;

    15. y pasando por delante de mí un espíritu, se me erizaron los cabellos.

    16. Se me apareció uno cuyo semblante no pude conocer, un espectro delante de mis ojos, y percibí una voz delicada como de un airecillo suave, que me decía:

    17. ¿Acaso un hombre creado por Dios será tenido por justo, o podrá creerse más puro que su Hacedor?

    18. Mira que no han sido firmes sus mismos ministros, y que halló culpa hasta en sus ángeles.

    19. ¡Cuánto más serán consumidos y como roídos de la polilla, aquellos que habitan casas de barro, cimentadas sobre el polvo!

    20. De la noche a la mañana quedarán aniquilados; y por cuanto ninguno considera estas verdades, perecerán para siempre.

    21. Los restos que quedaren, serán arrancados; morirán en medio de su locura.