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jueves, julio 18, 2024
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    Jueces 17 - Torres Amat

    Las imágenes y el sacerdote de Micaía

    1. Hubo en aquel tiempo un hombre de la montaña de Efraín, llamado Micás;

    2. el cual dijo a su madre: Los mil cien siclos de plata que habías apartado para ti, y acerca de los cuales jurabas, estando yo presente, que te los había hurtado, sábete que yo los tengo, y que están en mi poder. Le respondió ella: Colme el Señor a mi hijo de bendiciones.

    3. Volvió, pues, Micás a su madre los siclos de plata. Y ella le dijo: Consagré y ofrecí con voto al Señor esta plata, para que recibiéndola mi hijo de mi mano, haga una imagen de talla y de fundición; y por lo mismo ahora te la entrego.

    4. Luego que Micás restituyó a su madre la plata, separó ella doscientas monedas de plata, y se las dio a un platero que hiciera de ellas una imagen de talla y fundición, que se colocó en la casa de Micás.

    5. El cual asimismo dedicó en ella una capillita a Dios, e hizo efod y terafim, esto es, un vestido o aparato sacerdotal e ídolos; y consagró las manos de uno de sus hijos, el cual quedó hecho sacerdote suyo.

    6. En aquellos días no había rey o magistrado supremo en Israel; sino que cada cual practicaba lo que le parecía mejor.

    7. Hubo también en este tiempo otro joven, natural de Betlehem de Judá, de esta misma estirpe de Judá por parte de madre: el cual era de la tribu de Leví, y tenía allí su habitación.

    8. Pero dejando la ciudad de Betlehem, quiso mudarse a otra parte, a donde hallase mejor su conveniencia. Y como siguiendo su camino hubiese llegado a la montaña de Efraín, y desviádose un poco hacia la casa de Micás,

    9. le preguntó éste de dónde venía. A lo que respondió: Yo soy un levita de Betlehem de Judá, y voy a establecerme en donde pudiere y viere que me tiene más cuenta.

    10. Le dijo Micás: Quédate en mi casa, y me servirás de padre y sacerdote, y te daré todos los años diez siclos de plata, dos vestidos y el sustento necesario.

    11. Condescendió y se quedó en casa de Micás, quien lo trató como a uno de sus hijos.

    12. Y Micás le consagró las manos; y tuvo en su casa a este joven en calidad de sacerdote,

    13. diciendo: Ahora estoy cierto que Dios me hará bien, pues tengo conmigo un sacerdote del linaje de Leví.