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lunes, agosto 19, 2024
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    Salmos 32 - Torres Amat

    La dicha del perdón Salmo de David. Masquil.

    1. Felices aquellos a quienes se han perdonado sus iniquidades, y se han borrado sus pecados.

    2. Dichoso el hombre a quien el Señor no arguye de pecado; y cuya alma se halla exenta de dolo.

    3. Por haber yo callado, se consumieron mis huesos, dando alaridos todo el día.

    4. Porque de día y de noche me hiciste sentir tu pesada mano. Revolcábame en mi miseria, mientras tenía clavada la espina.

    5. Te manifesté mi delito, y dejé de ocultar mi injusticia. Confesaré, dije yo, contra mí mismo al Señor la injusticia mía, y tú perdonaste la malicia de mi pecado.

    6. En vista de esto, orará a ti todo hombre santo en el tiempo oportuno. Y ciertamente que en la inundación de copiosas aguas no llegarán éstas a él.

    7. Tú eres mi asilo en la tribulación que me tiene cercado: Tú, oh alegría mía, líbrame de los que me tienen rodeado.

    8. Yo te daré, dijiste, inteligencia, y te enseñaré el camino que debes seguir; tendré fijos sobre ti mis ojos.

    9. Guardaos de ser semejantes al caballo y al mulo, los cuales no tienen entendimiento. Sujeta, ¡oh Señor!, con cabestro y freno las quijadas de los que se retiran de ti.

    10. Muchos dolores le esperan al pecador; mas al que tiene puesta en el Señor su esperanza, la misericordia le servirá de muralla.

    11. Alegraos, ¡oh justos!, y regocijaos en el Señor, y gloriaos en él vosotros todos los de recto corazón.