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viernes, agosto 23, 2024
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    Salmos 80 - Torres Amat

    Súplica por la restauración Al músico principal; sobre Lirios. Testimonio. Salmo de Asaf.

    1. Escucha, ¡oh tú, pastor de Israel!, tú que apacientas el pueblo de José, como a ovejas. Tú que estás sentado sobre los querubines, manifiéstate,

    2. delante de Efraín, de Benjamín y de Manasés. Ostenta tu poder, y ven a salvarnos.

    3. ¡Oh Dios!, conviértenos a ti, y muéstranos favorable tu semblante; y seremos salvos.

    4. ¡Oh Señor Dios de los ejércitos!, ¿hasta cuándo estarás enojado sin escuchar la oración de tu siervo?

    5. ¿Hasta cuándo nos has de alimentar con pan de lágrimas, y hasta cuándo nos darás a beber lágrimas con abundancia?

    6. Nos haces el blanco de la contradicción de nuestros vecinos; y nuestros enemigos hacen mofa de nosotros.

    7. ¡Oh Dios de los ejércitos!, conviértenos a ti, y muéstranos tu rostro, y seremos salvos.

    8. De Egipto trasladaste acá tu viña; arrojaste las naciones, y la plantaste.

    9. Fuiste delante de ella en el viaje, para irla guiando; la hiciste arraigar, y llenó la tierra.

    10. Cubrió con su sombra los montes, y los altísimos cedros con sus sarmientos.

    11. Hasta el mar extendió sus pámpanos, y hasta el río sus vástagos.

    12. ¿Por qué has derribado su cerca, y dejas que la vendimien todos los caminantes?

    13. El jabalí del bosque la ha destruido, y se apacienta en ella esa fiera solitaria.

    14. ¡Oh Dios de los ejércitos! vuélvete hacia nosotros, mira desde el cielo, y atiende y visita esa viña.

    15. Renuévala, pues la plantó tu diestra; y en atención al hijo del hombre, a quien tú te escogiste.

    16. Ella ha sido entregada a las llamas y desarraigada; mas con un ceño de tu semblante perecerán todos tus enemigos.

    17. Tiende tu mano protectora sobre el varón de tu diestra, sobre el hijo del hombre a quien tú escogiste.

    18. Entonces no nos apartaremos de ti; nos darás nueva vida, e invocaremos tu Nombre.

    19. ¡Oh Señor Dios de los ejércitos!, conviértenos a ti, y muéstranos tu rostro, y seremos salvos.