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sábado, agosto 17, 2024
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    Salmos 9 - Torres Amat

    Acción de gracias por la justicia de Dios Al músico principal; sobre Mut-labén. Salmo de David.

    1. A ti, ¡oh Señor!, tributaré gracias con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas.

    2. Me alegraré en ti y saltaré de gozo; cantaré himnos a tu Nombre, ¡oh Dios altísimo!

    3. Porque tú pusiste en fuga a mis enemigos; y quedarán debilitados, y perecerán delante de ti.

    4. Pues tú me has hecho justicia, y has tomado la defensa de mi causa; te has sentado sobre el trono, tú que juzgas según justicia.

    5. Has reprendido a las naciones, y pereció el impío; has borrado sus nombres para siempre por los siglos de los siglos.

    6. Quedan embotadas para siempre las espadas del enemigo, y has asolado sus ciudades. Se desvaneció como el sonido su memoria.

    7. Mas el Señor subsiste eternamente. El preparó su trono para ejercer el juicio;

    8. y él mismo es quien juzgará con rectitud la tierra; juzgará los pueblos con justicia.

    9. El Señor se ha hecho el amparo del pobre; socorriéndole oportunamente en la tribulación.

    10. Confíen, pues, en ti, ¡oh Dios mío!, los que conocen y adoran tu Nombre; porque jamás has desamparado, Señor, a los que a ti recurren.

    11. Cantad himnos al Señor que tiene su morada en el monte santo de Sión; anunciad entre las naciones sus proezas.

    12. Porque vengando la sangre de sus siervos, ha hecho ver que se acuerda de ellos; no ha echado en olvido el clamor de los pobres.

    13. Apiádate, Señor, de mí; mira el abatimiento a que me han reducido mis enemigos.

    14. Tú que me sacas de las puertas de la muerte, para que publique todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sión.

    15. Manifestaré mi júbilo por haberme tú salvado; las gentes que me perseguían han quedado sumidas en la perdición que habían preparado contra mí. En el lazo mismo, que me tenían ocultamente armado, ha quedado preso su pie.

    16. Así se reconocerá que el Señor hace justicia; al ver que el pecador ha quedado preso en las obras o lazos de sus propias manos.

    17. Serán arrojados al infierno los pecadores, y todas esas gentes que viven olvidadas de Dios.

    18. Que no estará para siempre olvidado el pobre; ni quedará para siempre frustrada la paciencia de los infelices.

    19. Levántate, ¡oh Señor!, haz que no prevalezca el hombre malvado; sean juzgadas las gentes ante tu presencia.

    20. Establece, Señor, sobre ellas un legislador; para que conozcan que son hombres débiles y miserables.