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    2 Reyes 7 - Versión Israelita Nazarena 2011

    1. Y Elishá respondió: “Oigan la palabra de Yahweh: Así ha dicho Yahweh: ‘Mañana a estas horas, en la puerta de Shomrón, se venderá una medida de harina refinada por un shékel, y dos medidas de cebada por un shékel”.

    2. El asistente en cuyo brazo se apoyaba el rey, le respondió al hombre de ha'Elohim: “Aun cuando Yahweh hiciera ventanas en los cielos, ¿sería esto posible?” Y él dijo: “¡Tú lo verás con tus propios ojos, pero no comerás de ello!”

    3. Había cuatro hombres leprosos a la entrada de la puerta de la ciudad, los cuales se dijeron unos a otros: “¿Por qué tenemos que quedarnos aquí a esperar la muerte?

    4. Si decidimos entrar en la ciudad, con el hambre que hay en la ciudad, moriremos allí; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Así que vayamos y pasémonos al campamento de los aramitas; si nos conceden la vida, viviremos; y si nos matan, moriremos”.

    5. Al anochecer se levantaron para ir al campamento de los aramitas, pero cuando llegaron a un extremo del campamento de los aramitas, no había nadie allí.

    6. Porque Yahweh había hecho que en el campamento de los aramitas se oyera el estruendo de carros, el estruendo de caballos –el estruendo de un gran ejército, y se dijeron unos a otros: “El rey de Yisrael ha contratado contra nosotros a los reyes de los jetitas y a los reyes de Mitsráyim para que vengan a atacarnos”.

    7. Así que se habían levantado y huido al anochecer abandonando sus carpas, sus caballos, y sus asnos – [todo] el campamento estaba intacto– pues habían huido para salvar sus vidas.

    8. Cuando aquellos leprosos llegaron al extremo del campamento, entraron en una carpa, comieron y bebieron; luego tomaron de allí plata, oro y ropa, y fueron y los escondieron. Regresaron y entraron en otra carpa; también de allí tomaron, y fueron y lo escondieron.

    9. Entonces se dijeron unos a otros: “No estamos haciendo bien. Hoy es día de buenas nuevas, y nosotros estamos callados. Si esperamos hasta la luz de la mañana, incurriremos en culpa. Así que vayamos y demos la noticia al palacio del rey”.

    10. Entonces fueron y dieron voces a los porteros de la ciudad, y les informaron: “Fuimos al campamento de los aramitas, y notamos que allí no hay nadie, ni la voz de nadie, sino sólo caballos y asnos atados; y las carpas están intactas”.

    11. Los porteros lo proclamaron, y la noticia llegó al palacio del rey.

    12. El rey se levantó de noche y les dijo a sus cortesanos: “Yo les diré lo que nos han hecho los aramitas: Ellos saben que tenemos hambre y han salido de sus carpas para esconderse en el campo pensando: ‘Cuando salgan de la ciudad, los agarraremos vivos y entraremos en la ciudad’.”

    13. Pero uno de sus cortesanos intervino y dijo: “Que se tomen cinco de los caballos que aún quedan en la ciudad –ellos son como los que quedan aquí de toda la multitud de Yisrael, de toda la multitud de Yisrael que ha perecido– y mandemos a averiguar”.

    14. Así que tomaron dos parejas de caballos y el rey envió [mensajeros] tras el ejército de los aramitas, diciéndoles: “Vayan y averigüen”.

    15. Ellos los siguieron hasta el Yardén, y vieron que todo el camino estaba lleno de prendas de vestir y equipo que los aramitas habían arrojado en su prisa; y los mensajeros volvieron y lo informaron al rey.

    16. Así que el pueblo salió y saqueó el campamento de los aramitas. Entonces se vendía una medida de harina refinada por un shékel, y dos medidas de cebada por un shékel, tal como había dicho Yahweh.

    17. El rey había puesto a cargo de la puerta de la ciudad a aquel asistente en cuyo brazo se apoyaba; y el pueblo lo atropelló junto a la puerta, y murió, tal como había dicho el hombre de ha'Elohim cuando el rey fue donde él.

    18. Porque cuando el hombre de ha'Elohim le dijo al rey: “Mañana a estas horas, en la puerta de Shomrón, se venderán dos medidas de cebada por un shékel y una medida de harina refinada por un shékel”,

    19. aquel asistente le había respondido al hombre de ha'Elohim y había dicho: “Aun cuando Yahweh hiciera ventanas en los cielos, ¿sería esto posible?” Y Elishá le había dicho: “¡Tú lo verás con tus propios ojos, pero no comerás de ello!”

    20. Y eso fue exactamente lo que le sucedió, porque el pueblo lo atropelló junto a la puerta, y murió.