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    Daniel 3 - Versión Israelita Nazarena 2011

    Rescatados del horno de fuego

    1. El rey Nevukhadnetsar hizo una estatua de oro cuya altura era de 60 codos y su anchura de 6 codos, y la levantó en la llanura de Dura, en la provincia de Bavel.

    2. Y el rey Nevukhadnetsar mandó reunir a los sátrapas, los intendentes y gobernadores, a los consejeros, los tesoreros, los jueces, los oficiales y a todos los gobernantes de las provincias, para que vinieran a la dedicación de la estatua que el rey Nevukhadnetsar había levantado.

    3. Entonces reunieron a los sátrapas, los intendentes y gobernadores, los consejeros, los tesoreros, los jueces, los oficiales y todos los gobernantes de las provincias, para la dedicación de la estatua que el rey Nevukhadnetsar había levantado. Mientras estaban de pie delante de la estatua que había levantado el rey Nevukhadnetsar,

    4. el heraldo proclamó con gran voz: “Se les ordena a ustedes, oh pueblos, naciones y lenguas,

    5. que al oír el sonido de la corneta, de la flauta, de la cítara, de la lira, del arpa, de la zampoña y de todo instrumento de música, se postren y le rindan homenaje a la estatua de oro que ha levantado el rey Nebukadnetsar.

    6. Cualquiera que no se postre y rinda homenaje, en la misma hora será echado dentro de un horno de fuego ardiente”.

    7. Por eso, tan pronto como oyeron todos los pueblos el sonido de la corneta, de la flauta, de la cítara, de la lira, del arpa, de la zampoña y de todo instrumento de música, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y le rindieron homenaje a la estatua de oro que había levantado el rey Nebukad-netsar.

    8. Por esto, en ese mismo tiempo algunos de los kasditas se acercaron y denunciaron a los yahuditas.

    9. Hablaron y le dijeron al rey Nevukhadnetsar: “¡Oh rey, que vivas para siempre!

    10. Tú, oh rey, has dado la orden de que todo hombre que oiga el sonido de la corneta, de la flauta, de la cítara, de la lira, del arpa, de la zampoña y de todo instrumento de música, se postre y le rinda homenaje a la estatua de oro;

    11. y que al que no se postre y le rinda homenaje lo echen dentro de un horno de fuego ardiente.

    12. Hay, pues, unos yahuditas, a quienes tú has designado sobre la administración de la provincia de Bavel (Shadrakh, Meshakh y Abed- Nego); estos hombres, oh rey, no te han hecho caso. Ellos no rinden culto a tus deidades ni le dan homenaje a la estatua de oro que tú has levantado”.

    13. Entonces Nevukhadnetsar ordenó con ira y con enojo que trajeran a Shadrakh, a Meshakh y a Abed- Nego. Enseguida trajeron a estos hombres a la presencia del rey.

    14. Y Nevukhadnetsar habló y les dijo: “¿Es verdad, Shadrakh, Meshakh y Abed-Nego, que ustedes no le rinden culto a mi deidad, ni le dan homenaje a la estatua de oro que he levantado?”

    15. Ahora pues, ¿están listos para que al oír el sonido de la corneta, de la flauta, de la cítara, de la lira, del arpa, de la zampoña y de todo instrumento de música se postren y le rindan homenaje a la estatua que he hecho? Porque si no le rinden homenaje, en la misma hora los echarán en medio de un horno de fuego ardiente. ¿Y qué deidad será la que los pueda librar de mis manos?”

    16. Shadrakh, Meshakh y Abed-Nego respondieron y le dijeron al rey: “Oh Nevukhadnetsar, no necesitamos responderte sobre esto.

    17. Si es así, nuestro Elahá, a quien rendimos culto, puede librarnos del horno de fuego ardiente; y de tu mano, oh rey, nos librará.

    18. Y si no, que sea de tu conocimiento, oh rey, que no vamos a rendir culto a tu deidad ni tampoco le vamos a dar homenaje a la estatua que has levantado”.

    19. Entonces Nevukhadnetsar se llenó de ira, y se alteró la expresión de su rostro contra Shadrakh, Meshakh y Abed-Nego. Ordenó que calentaran el horno siete veces más de lo acostumbrado,

    20. y mandó a hombres muy robustos que tenía en su ejército que ataran a Shadrakh, a Meshakh y a Abed- Nego para echarlos en el horno de fuego ardiente.

    21. Entonces ataron a estos hombres, con sus mantos, sus túnicas, sus turbantes y sus otras ropas, y los echaron dentro del horno de fuego ardiente.

    22. Como la orden del rey era apremiante y habían calentado el horno excesivamente, una llamarada de fuego mató a aquellos que habían levantado a Shadrakh, a Meshakh y a Abed-Nego.

    23. Y estos tres hombres, Shadrakh, Meshakh y Abed-Nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiente.

    24. Entonces el rey Nevukhadnetsar se alarmó y se levantó apresuradamente. Y habló a sus altos oficiales y dijo: “¿No echamos a tres hombres atados dentro del fuego?” Ellos le respondieron al rey: “Es cierto, oh rey”.

    25. Él respondió: “Miren, yo veo a cuatro hombres sueltos que se pasean en medio del fuego, y no sufren ningún daño. Y el aspecto del cuarto es semejante a un hijo de las deidades”.

    26. Entonces Nevukhadnetsar se acercó a la puerta del horno de fuego ardiente y llamó diciendo: “¡Shadrakh, Meshakh y Abed-Nego, siervos del Elahá Ilayá Poderoso Supremo, salgan y vengan!” Entonces Shadrakh, Meshakh y Abed-Nego salieron de en medio del fuego.

    27. Y se reunieron los sátrapas, los intendentes, los gobernadores y los altos oficiales del rey para mirar a estos hombres; cómo el fuego no había tenido dominio sobre sus cuerpos, ni se había quemado el cabello de sus cabezas, ni sus mantos se habían alterado, ni había quedado olor a fuego en ellos.

    28. Nevukhadnetsar exclamó diciendo: “Bendito sea el Elahá de Shadrakh, de Meshakh y de Abed-Nego, que envió a su mensajero y libró a sus siervos que confiaron en él y desobedecieron el mandato del rey; pues prefirieron entregar sus cuerpos antes que rendir culto o dar homenaje a cualquier deidad, aparte de su Elahá.

    29. Inmediatamente, de mi parte se da la orden de que en todo pueblo, nación o lengua, al que hable mal contra el Elahá de Shadrakh, de Meshakh y de Abed-Nego, lo descuarticen, y conviertan su casa en ruinas. Porque no hay otro Elahá que pueda librar así como él”.

    30. Entonces el rey hizo prosperar a Shadrakh, a Meshakh y a Abed-Nego en la provincia de Bavel.