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    Génesis 37 - Versión Israelita Nazarena 2011

    José es vendido por sus hermanos

    1. Yaaqov se estableció en la tierra donde su padre había residido como extranjero, la tierra de Kenaan.

    2. Esta, pues, es la descendencia de Yaaqov: A los diez y siete años de edad, Yosef atendía los rebaños con sus hermanos, como ayudante de los hijos de Bilhah y Zilpah, esposas de su padre. Y Yosef trajo malos informes de ellos a su padre.

    3. Sucede que Yisrael amaba a Yosef más que a todos sus hijos, porque este era el hijo de su vejez; y le había hecho una túnica ornamental.

    4. Y cuando sus hermanos notaron que su padre lo amaba más que a los demás hermanos, lo odiaron tanto que no podían dirigirle una palabra amistosa.

    5. Una vez Yosef tuvo un sueño que les contó a sus hermanos; y ellos lo odiaron aún más.

    6. Les dijo: “Oigan este sueño que tuve:

    7. Nosotros estábamos atando manojos en el campo, cuando de pronto mi manojo se levantó y quedó derecho; entonces los manojos de ustedes se reunieron alrededor del mío y se postraron”.

    8. Sus hermanos respondieron: “¿Quieres decir que vas a reinar sobre nosotros; que vas a tener dominio sobre nosotros?” Y lo odiaron aún más por lo que decía sobre sus sueños.

    9. Tuvo otro sueño y se lo contó a sus hermanos, diciendo: “Miren, he tenido otro sueño: Y esta vez el sol, la luna y once estrellas se postraban delante de mí”.

    10. Y cuando se lo contó a su padre y a sus hermanos, su padre lo regañó. Le dijo: “¿Qué clase de sueño es ese que has tenido? ¿Es que vamos a venir, yo, tu madre y tus hermanos a postrarnos hasta el suelo delante de ti?”

    11. Así que sus hermanos se enojaron con él, y su padre se quedó pensando en el asunto.

    12. En una ocasión, cuando sus hermanos habían ido a pastorear los rebaños de su padre a Shekhem,

    13. Yisrael le dijo a Yosef: “Tus hermanos están pastoreando en Shekhem. Ven te voy a mandar a donde ellos”. Él respondió: “Estoy listo”.

    14. Y él le dijo: “Ve a ver cómo están tus hermanos y cómo les va a los rebaños, y vuelve a informarme”. Así que lo envió desde el valle de Jebrón. Cuando llegó a Shekhem,

    15. un hombre lo encontró vagando por los campos. El hombre le preguntó: “¿Qué buscas?”

    16. Él contestó: “Estoy buscando a mis hermanos. ¿Puede usted decirme dónde están pastoreando?”

    17. El hombre dijo: “Ellos se fueron de aquí, porque los oí decir: “Vámonos para Dotán”. Así que Yosef siguió a sus hermanos y los encontró en Dotán.

    18. Ellos lo vieron de lejos, y antes de que se acercara a ellos conspiraron para matarlo.

    19. Se dijeron unos a otros: “¡Ahí viene ese soñador!

    20. Vamos ahora a matarlo y echémoslo en uno de los hoyos; y podemos decir que una bestia salvaje lo devoró. ¡Veremos qué se hacen sus sueños!”

    21. Pero cuando Reubén lo oyó, trató de salvarlo de ellos. Les dijo: “No le quitemos la vida”.

    22. Y Reubén prosiguió: “¡No derramen sangre! Échenlo en aquel hoyo allá en el desierto, pero ustedes no lo toquen”; él trataba de salvarlo de ellos y devolvérselo a su padre.

    23. Cuando Yosef llegó donde sus hermanos, estos le quitaron la túnica, la túnica ornamental que llevaba puesta,

    24. y lo tomaron y lo echaron en el hoyo. El hoyo estaba vacío, no tenía agua.

    25. Entonces se sentaron a comer. Levantando la vista, vieron una caravana de yishmaelitas que venían de Guilad, con camellos cargados de goma, bálsamo y mirra para llevarlos a Mitsráyim.

    26. Entonces Yahudah dijo a sus hermanos: “¿Qué ganamos con matar a nuestro hermano y ocultar su sangre?

    27. Vengan, vendámoslo a los yishmaelitas, pero no lo eliminemos nosotros. Después de todo, es nuestro hermano, nuestra propia carne”. Sus hermanos estuvieron de acuerdo.

    28. Cuando los mercaderes midyanitas pasaron por allí, sacaron a Yosef del hoyo. Vendieron a Yosef por veinte piezas de plata a los yishmaelitas, quienes llevaron a Yosef a Mitsráyim.

    29. Cuando Reubén regresó al hoyo y vio que Yosef no estaba en el hoyo, se desgarró la ropa.

    30. Volviendo a sus hermanos, dijo: “¡El muchacho se fue! ¿Y ahora, qué voy a hacer?”

    31. Entonces tomaron la túnica de Yosef, inmolaron un cabrito, y empaparon la túnica con la sangre.

    32. Le mandaron la túnica ornamental a su padre, y le dijeron: “Encontramos esto. Por favor, examínalo; ¿es la túnica de tu hijo, o no?”

    33. Él la reconoció y dijo: “¡La túnica de mi hijo! ¡Alguna bestia salvaje lo devoró! ¡Una bestia devoró a Yosef!”

    34. Yaaqov se desgarró la ropa, se puso tela de saco encima, y guardó luto por su hijo durante muchos días.

    35. Todos sus hijos e hijas trataban de consolarlo; pero él no se dejaba consolar, diciendo: “No, llorando bajaré a la sepultura con mi hijo”. Así lo lloraba su padre.

    36. Los midyanitas, mientras tanto, se lo vendieron en Mitsráyim a Potifar, un cortesano del Paroh y su mayordomo principal.