28.1 C
Miami
jueves, julio 18, 2024
Más


    Hechos 5 - Versión Israelita Nazarena 2011

    Ananías y Safira

    1. Sin embargo, cierto hombre llamado Jananyah, con su esposa Safira, vendió una propiedad

    2. y retuvo secretamente parte del precio, con el consentimiento de su esposa, y trajo sólo una parte y la puso a disposición de los Enviados.

    3. Entonces Shimón Kefá le dijo: “Jananyah, ¿cómo es que el Satán invadió tu corazón para que mintieras al espíritu de santidad y retuvieras secretamente parte del precio del campo?

    4. Si se quedaba sin vender, ¿no seguía siendo tuyo? Y después de vendido, ¿no estaba el precio en tu poder? ¿Cómo es que se te ha ocurrido una cosa así en tu corazón? No has mentido a los hombres sino a Elohim”.

    5. Al oír Jananyah estas palabras, cayó y expiró; entonces vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron.

    6. Los jóvenes se levantaron y lo envolvieron, lo sacaron y lo sepultaron.

    7. Como al cabo de tres horas entró su esposa, sin saber lo que había sucedido,

    8. y Shimón Kefá le preguntó: “Dime, ¿vendieron ustedes el campo por tanto?” Y ella contestó: “Sí, por tanto”.

    9. Entonces Shimón Kefá le dijo: “¿Cómo es que se pusieron de acuerdo para poner a prueba al espíritu de Yahweh? Mira, a la puerta llegan ya los pies de los que sepultaron a tu esposo, y a ti también te sacarán”.

    10. Al instante cayó a sus pies y expiró. Al entrar los jóvenes la encontraron muerta; la sacaron y la sepultaron al lado de su esposo.

    11. Entonces vino un gran temor sobre toda la congregación y sobre todos los que se enteraron de lo sucedido.

    Muchas señales y maravillas

    12. Por mano de los Enviados se realizaron muchas señales y maravillas entre el pueblo; y se reunían de común acuerdo en el Pórtico de Shelomoh.

    13. De los demás, ninguno se atrevía a juntarse con ellos, sin embargo el pueblo los elogiaba.

    14. Cada vez más se iban agregando nuevos creyentes en el Maestro, multitudes de hombres y mujeres,

    15. hasta el punto de que sacaban a los enfermos a la calles y los ponían en catres y camillas, para que al pasar Shimón Kefá al menos su sombra cayera sobre algunos de ellos.

    16. Y aun de las ciudades alrededor de Yerushaláyim concurría la multitud trayendo a los enfermos y los atormentados por espíritus inmundos; y todos se sanaban.

    Pedro y Juan son perseguidos

    17. Entonces se levantó el sumo sacerdote y todos los suyos –la secta de los saduceos–, y llenos de celo

    18. les echaron mano a los Enviados y los metieron en la cárcel pública.

    19. Pero el mensajero de Yahweh abrió de noche las puertas de la cárcel, los sacó afuera y les dijo:

    20. “Vayan, preséntense en el Templo y háblenle al pueblo todo lo relativo a esta Vida”.

    21. Después de oír esto, ellos entraron en el Templo al amanecer y se pusieron a enseñar. Entretanto llegó el sumo sacerdote con los suyos y convocaron al Sanhedrín y a todo el senado de los hijos de Yisrael; y mandaron a buscar a los Enviados a la cárcel.

    22. Pero los alguaciles que fueron no los encontraron en la cárcel y volvieron a avisar

    23. diciendo: “Hemos encontrado la cárcel cerrada con toda seguridad, y los guardias en vigilancia ante la puerta; pero cuando abrimos no encontramos a nadie dentro”.

    24. Cuando oyeron estas palabras, el capitán del Templo y los sumos sacerdotes quedaron muy perplejos con respecto a ellos, preguntándose en que iría a parar aquello.

    25. Pero vino alguien y les avisó: “Miren, los hombres que ustedes pusieron en la cárcel están parados en el Templo enseñándole al pueblo”.

    26. Entonces el capitán del Templo fue con los alguaciles y los trajo, pero sin violencia porque tenía miedo de que el pueblo los apedreara.

    27. Después de traerlos, los presentaron ante el Sanhedrín, y el sumo sacerdote les preguntó:

    28. “¿No les ordenamos estrictamente que no enseñaran en ese nombre? ¡Y miren cómo han llenado a Yerushaláyim de su enseñanza, y quieren hacernos responsables de la sangre de ese hombre!”

    29. Pero Shimón Kefá y los demás Enviados contestaron: “Hay que obedecer a Elohim antes que a los hombres.

    30. El Elohim de nuestros padres resucitó a Yahoshúa, a quien ustedes mataron colgándolo de un tronco.

    31. A éste, Elohim lo ensalzó con su diestra para ser Príncipe y Salvador, para darle a Yisrael arrepentimiento y perdón de pecados.

    32. Nosotros somos testigos de estas cosas y también lo es el espíritu de santidad que Yahweh ha dado a los que le obedecen”.

    33. Cuando ellos oyeron esto se enfurecieron y procuraban matarlos.

    34. En eso se puso de pie en medio del Sanhedrín cierto fariseo llamado Gamliel, un maestro de la Torah estimado por todo el pueblo, y mandó que hicieran salir a aquellos hombres por un momento.

    35. Entonces les dijo: “Varones yisraelitas, tengan cuidado de lo que van a hacer con estos hombres.

    36. Porque en días pasados se levantó Todah pretendiendo ser alguien, y se le unió un número como de 400 hombres; pero lo mataron, y todos los que lo obedecían se dispersaron y quedaron en nada.

    37. Después se levantó Yahudah el Galileo en los días del censo, y se llevó a mucha gente tras él. Pero él también pereció y todos los que lo obedecían se dispersaron.

    38. Así que ahora yo les digo: Retírense de estos hombres y déjenlos; que si esa idea y esa obra es de los hombres, se destruirá;

    39. pero si es cosa de Elohim, ustedes no la podrán destruir. Cuidado que no se encuentren ustedes luchando contra Elohim”.

    40. Ellos estuvieron de acuerdo con él; de modo que, después de llamar a los Enviados y de azotarlos, les ordenaron que no hablaran más en el nombre de Yahoshúa, y los soltaron.

    41. Ellos por su parte, salieron de la presencia del Sanhedrín contentos de haber merecido aquel deshonor por amor al Nombre.

    42. Y todos los días continuaban sin cesar enseñando en el Templo y por las casas, y proclamando la Buena Noticia de que Yahoshúa era el Mashíaj.