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    Job 37 - Versión Israelita Nazarena 2011

    1. También por esto tiembla mi corazón, y salta de su lugar.

    2. Oigan atentamente el estruendo de su voz, el retumbo que sale de su boca.

    3. Debajo de todo el cielo lo desencadena –su relámpago cubre los confines de la tierra.

    4. Después de él, deja salir un rugido; truena con su majestuosa voz. Cuando se oye su sonido, ya nadie puede hallar rastros de él.

    5. Elohim truena maravillosamente con su voz; hace maravillas que no podemos comprender.

    6. Pues a la nieve le dice: “¡Cae a la tierra!”, y a la lluvia y al aguacero; su impetuosa lluvia y aguacero,

    7. es una señal en la mano de todo hombre, para que todos los hombres reconozcan Sus obras.

    8. Entonces la fiera entra en su escondrijo, y permanece en su guarida.

    9. El huracán viene de su cámara; y el frío, de las constelaciones.

    10. Por el aliento de Elohim se forma el hielo, y se solidifica la extensión de las aguas.

    11. Él también carga las nubes de humedad, y riega la nube de relámpagos.

    12. Por sus estratagemas sigue haciendo girar los sucesos, para que realicen todo lo que les ordene sobre la faz de su tierra habitada,

    13. haciendo que cada uno de ellos le ocurra a Su tierra, sea como castigo o como bendición.

    14. Presta atención a esto, Iyov; detente a considerar las maravillas de Elohim.

    15. ¿Sabes tú qué orden les da Elohim cuando brillan sus nubes de rayos?

    16. ¿Conoces tú las maravillas obradas sobre la expansión de nubes por Aquel cuyo conocimiento es perfecto?

    17. ¿Por qué tus ropas se calientan cuando el viento del sur calma la tierra?

    18. ¿Puedes tú ayudarle a extender el cielo, firme como espejo de metal laminado?

    19. Infórmanos, entonces, qué le podemos decir; no podemos argumentar porque [estamos] en tinieblas.

    20. ¿Le llega algo a él cuando yo hablo? ¿Puede decir algo el hombre cuando está confundido?

    21. Ahora, pues, no se puede ver el sol, aunque brille en el cielo, hasta que venga el viento y los despeje [de nubes].

    22. Por los vientos del norte emergen los rayos dorados; el esplendor alrededor de Elohim es majestuoso.

    23. Shaday, a quien no podemos alcanzar, es grandioso en poder y en justicia y abundante en rectitud; él no atormenta.

    24. Por tanto, los hombres le temen a Aquel a quien ninguno de los sabios puede percibir.