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sábado, agosto 17, 2024
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    Lucas 6 - Versión Israelita Nazarena 2011

    Los discípulos recogen espigas en el día de reposo

    1. Sucedió un Shabat que Yahoshúa iba pasando por los sembrados, y sus discípulos arrancaban espigas y las comían, restregándolas con las manos.

    2. Y algunos de los fariseos dijeron: “¿Por qué ustedes hacen lo que no está permitido hacer en los Shabatot?”

    3. En respuesta Yahoshúa dijo: “¿No han leído ustedes lo que hizo Dawid cuando tuvo hambre él y también los que estaban con él?

    4. Entró en la casa de Yahweh, tomó los panes de la Presencia, que no se permite comer sino sólo a los sacerdotes, y comió y les dio también a los que estaban con él”.

    5. También les dijo: “El Hijo del Hombre es dueño del Shabat”.

    El hombre de la mano seca

    6. Sucedió en otro Shabat que él entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y estaba allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada.

    7. Los escribas y los fariseos lo acechaban para ver si lo sanaría en Shabat, para hallar de qué acusarlo.

    8. Pero él, conociendo los razonamientos de ellos, le dijo al hombre que tenía la mano paralizada: “Levántate y ponte en el medio”. Él se levantó y se puso en el medio.

    9. Entonces Yahoshúa les dijo: “Yo les pregunto: ¿Está permitido en el Shabat hacer bien o hacer mal? ¿Salvar la vida o quitarla?”

    10. Y mirándolos a todos en derredor, le dijo al hombre: “Extiende tu mano”. Él lo hizo, y su mano le quedó restaurada.

    11. Entonces ellos se llenaron de enojo y discutían unos con otros qué podrían hacer con Yahoshúa.

    Elección de los doce apóstoles

    12. Sucedió en aquellos días que fue al monte a orar, y pasó toda la noche en oración a Elohim.

    13. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y de ellos escogió a doce, a quienes también llamó Enviados:

    14. a Shimón al cual también llamó Kefá, y a su hermano Andrés; a Yaaqov y a Yojanán; a Felipe y a Bar-Talmay;

    15. a Matityah y a Tomá; a Yaaqov hijo de Alfay, y a Shimón llamado el Patriota;

    16. a Yahudah hijo de Yaaqov, y a Yahudah el Iscariote, que también llegó a ser el traidor.

    Jesús atiende a una multitud

    17. Descendió con ellos y se detuvo en un llano, junto con un numeroso grupo de sus discípulos y un gran número de personas de toda Yahudah, de Yerushaláyim, y de las costas de Tsor y de Tsidón, que habían venido para oírlo y para sanarse de sus enfermedades.

    18. Los que estaban atormentados por espíritus inmundos quedaban sanos,

    19. y toda la gente procuraba tocarlo; porque salía poder de él, y sanaba a todos.

    Bienaventuranzas y ayes

    20. Y dirigiendo él la mirada a sus discípulos, dijo: “Felices ustedes los pobres, porque suyo es el reino de Elohim.

    21. “Felices ustedes que ahora tienen hambre, porque serán saciados. “Felices ustedes que ahora lloran, porque reirán.

    22. “Felices ustedes cuando la gente los aborrezca, cuando los excluyan y los insulten, y desprecien su nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre.

    23. Gócense en ese día y salten de alegría, porque, miren, es grande la recompensa que hay para ustedes en el cielo; pues así hacían los padres de ellos con los profetas.

    24. “Pero ¡pobres de ustedes los ricos! Porque reciben ya su consuelo.

    25. “¡Pobres de ustedes, los que ahora están saciados! Porque tendrán hambre. “¡Pobres de ustedes, los que ahora se ríen! Porque lamentaran y llorarán.

    26. “¡Pobres de ustedes, cuando toda la gente hable bien de ustedes! Porque así hacían sus padres con los falsos profetas.

    El amor hacia los enemigos, y la regla de oro

    27. “Pero a ustedes los que oyen, les digo: Amen a sus enemigos y háganle el bien a los que los aborrecen;

    28. bendigan a los que los maldicen y oren por los que los maltratan.

    29. Al que te golpee en la mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica.

    30. A cualquiera que te pida, dale; y al que coja lo que es tuyo, no se lo vuelvas a pedir.

    31. “Y como quieren que los trate la gente a ustedes, así también trátenlos ustedes a ellos.

    32. Porque si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? Pues también los pecadores aman a los que los aman.

    33. Y si le hacen el bien a los que les hacen bien, ¿qué mérito tienen? También los pecadores hacen lo mismo.

    34. Y si les prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? Pues también los pecadores les prestan a los pecadores para recibir el mismo trato.

    35. “Ustedes, en cambio, amen a sus enemigos y hagan el bien y presten sin esperar ningún provecho. Entonces su recompensa será grande, y serán hijos del Altísimo; porque él es bondadoso para con los ingratos y los perversos.

    36. Sean compasivos, como también su Padre es compasivo.

    El juzgar a los demás

    37. “No juzguen, y no los juzgarán a ustedes. No condenen, y no los condenarán a ustedes. Perdonen, y se les perdonará.

    38. Den, y se les dará; medida buena, apretada, sacudida y rebosante se les dará en su regazo. Porque con la medida con que ustedes midan, se les volverá a medir”.

    39. Entonces les dijo una parábola: “¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?

    40. El discípulo no es superior a su maestro, pero consumada la instrucción, cada uno será como su maestro.

    41. ¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano pero dejas de ver la viga que está en tu propio ojo?

    42. ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: ‘Hermano, déjame sacarte la paja de tu ojo’, cuando no miras la viga que hay en tu ojo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que hay en el ojo de tu hermano.

    Por sus frutos los conoceréis

    43. “No es un buen árbol el que da malos frutos, ni es un árbol malo el que da buen fruto.

    44. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se recogen higos de los espinos, ni tampoco se vendimian uvas de una zarza.

    45. La persona buena, del buen tesoro de su corazón, presenta lo bueno; y la persona mala, del mal tesoro de su corazón, presenta lo malo. Porque de lo que abunda en el corazón habla la boca.

    Los dos cimientos

    46. “¿Por qué me llaman: ‘Maestro, Maestro’, y no hacen lo que digo?

    47. Les voy a mostrar a qué se parece todo el que viene a mí y oye mis palabras, y las hace.

    48. Se parece a un hombre que al edificar una casa cavó profundo y puso los cimientos sobre la roca. Y cuando vino una inundación, el torrente golpeó con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba bien construida.

    49. Pero el que oye y no pone en práctica se parece a un hombre que edificó su casa sobre tierra, sin cimientos. El torrente golpeó con ímpetu contra ella; en seguida cayó, y fue grande la ruina de aquella casa”.