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miércoles, julio 17, 2024
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    Daniel 3 - Martin Nieto

    Rescatados del horno de fuego

    1. El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro, de treinta metros de alta por tres de ancha; la levantó en la llanura de Dura, en la provincia de Babilonia.

    2. Luego el rey Nabucodonosor dio orden de que se reuniesen los sátrapas, prefectos, gobernadores generales, tesoreros, jueces, magistrados y todas las autoridades provinciales, y asistiesen a la inauguración de la estatua que él había levantado.

    3. Los sátrapas, prefectos, gobernadores generales, jueces, magistrados y todas las autoridades provinciales se reunieron para la inauguración de la estatua levantada por el rey Nabucodonosor. Todos estaban en pie ante la estatua.

    4. Y el pregonero gritó con fuerza: "A vosotros, pueblos, naciones y lenguas, se os hace saber:

    5. En el momento en que oigáis sonar el cuerno, el pífano, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y toda clase de instrumentos musicales, os prosternaréis y adoraréis la estatua que ha levantado el rey Nabucodonosor.

    6. Aquellos que no se prosternen y la adoren serán al punto arrojados en un ardiente horno de fuego".

    7. Con tal motivo, en cuanto se oyó sonar el cuerno, el pífano, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y toda clase de instrumentos de música, todos los pueblos, naciones y gentes de todas las lenguas se prosternaron y adoraron la estatua de oro levantada por el rey Nabucodonosor.

    8. Sin embargo, algunos caldeos se presentaron a acusar a los judíos.

    9. Y dijeron al rey Nabucodonosor: "Oh rey, vive eternamente.

    10. Tú, oh rey, has decretado que todo hombre, apenas oiga sonar el cuerno, el pífano, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y toda clase de instrumentos de música, se postre y adore la estatua de oro,

    11. y que aquellos que no se postren para adorarla sean arrojados en un ardiente horno de fuego.

    12. Pues hay algunos judíos, aquellos a quienes pusiste al frente de la administración de la provincia de Babilonia, esto es, Sidrac, Misac y Abdénago, que no te hacen caso, oh rey; no veneran a tu dios ni adoran la estatua de oro que has levantado".

    13. Entonces Nabucodonosor montó en cólera y mandó traer a Sidrac, Misac y Abdénago, los cuales fueron llevados a la presencia del rey.

    14. Nabucodonosor les preguntó: "¿Es cierto, Sidrac, Misac y Abdénago, que no veneráis a mis dioses ni adoráis la estatua de oro que yo he levantado?

    15. ¿Estáis dispuestos cuando oigáis sonar el cuerno, el pífano, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y toda clase de instrumentos musicales a postraros y adorar la estatua que he hecho? Si no la adoráis, seréis inmediatamente arrojados en un ardiente horno de fuego; y ¿qué Dios os podrá librar de mis manos?".

    16. Sidrac, Misac y Abdénago respondieron al rey Nabucodonosor: "No necesitamos darte una respuesta sobre este particular.

    17. Si nuestro Dios, a quien nosotros veneramos, quiere librarnos del ardiente horno de fuego y de tus manos, oh rey, nos librará.

    18. Pero si no nos librase, has de saber, oh rey, que no serviremos a tu dios ni adoraremos la estatua de oro que has levantado".

    19. Entonces Nabucodonosor, lleno de furor y con el rostro desencajado de ira contra Sidrac, Misac y Abdénago, dio orden de que se encendiese el horno siete veces más de lo corriente

    20. y mandó a los hombres más fuertes de su ejército que ataran a Sidrac, Misac y Abdénago y los arrojaran al ardiente horno de fuego.

    21. Éstos, vestidos con sus túnicas, ropas y gorros, fueron atados y arrojados en el ardiente horno de fuego.

    22. Como la orden del rey era apremiante y el horno estaba muy encendido, las llamas alcanzaron y mataron a los hombres que llevaban a Sidrac, Misac y Abdénao,

    23. mientras que Sidrac, Misac y Abdénago cayeron atados dentro del horno de fuego.

    24. Pero andaban por entre las llamas alabando a Dios y bendiciendo al Señor.

    25. Y Azarías, en pie en medio del fuego, oraba así:

    26. "Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres; que tu nombre sea glorificado por los siglos.

    27. Porque eres justo en todo lo que has hecho, todas tus obras son verdad, rectos todos tus caminos, verdad todos tus juicios.

    28. Tú has ejecutado sentencias justas en todos los males que nos has mandado a nosotros y a la ciudad santa de nuestros padres, Jerusalén; pues tú nos has tratado así conforme a la verdad y la justicia, a causa de nuestros pecados.

    29. Sí, hemos pecado, hemos obrado inicuamente alejándonos de ti; hemos fallado en todo y no hemos guardado tus preceptos,

    30. no los hemos puesto en práctica, ni hemos obrado como tú nos mandabas para que todo fuese bien.