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miércoles, julio 17, 2024
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    1 Tesalonicenses 4 - Version Moderna (1929)

    La vida que agrada a Dios

    1. POR lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que según recibisteis instrucciones de nosotros, de qué manera debíais andar y agradar a Dios, así abundéis en ello más y más.

    2. Pues sabéis qué mandatos os impusimos por autoridad del Señor Jesús.

    3. Porque ésta es la voluntad de Dios, es a saber, vuestra santificación: que os abstengáis de la fornicación;

    4. que cada uno de vosotros sepa señorearse de su propio cuerpo, en santificación y honra,

    5. no en la pasión de concupiscencia, así como los gentiles que no conocen a Dios;

    6. que nadie se propase de lo que es justo, y defraude a su hermano en los negocios; por cuanto el Señor es vengador con respecto a todas las tales cosas; así como también os hemos amonestado y protestado anteriormente.

    7. Porque no nos ha llamado Dios a vivir en inmundicia, sino en santidad.

    8. Por tanto, el que rechaza mis palabras, no rechaza al hombre, sino a Dios, que os da su Espíritu Santo.

    9. ¶Mas en cuanto al amor fraternal, no habéis menester que se os escriba: porque vosotros mismos sois enseñados de Dios a amaros los unos a los otros;

    10. porque en verdad lo hacéis así para con todos los hermanos que están en toda la Macedonia. Os rogamos empero, hermanos, que abundéis en esto más y más;

    11. y que seáis ambiciosos de vivir quietos, y de ocuparos en vuestros mismos negocios, y de trabajar con vuestras manos, así como os mandamos;

    12. a fin de que andéis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada.

    La venida del Señor

    13. ¶Pero no quiero que estéis en ignorancia, hermanos, en cuanto a los que duermen en el Señor; para que no os entristezcáis del modo que los demás que no tienen esperanza.

    14. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también a los que duermen en Jesús, Dios los traerá con él.

    15. Porque esto os lo decimos en palabra del Señor: Que nosotros los vivientes, los que quedemos hasta el advenimiento del Señor, no llevaremos ventaja alguna a los que han dormido ya:

    16. porque el Señor mismo descenderá del cielo con mandato soberano, con la voz del arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo se levantarán primero;

    17. luego, nosotros los vivientes, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos a las nubes, al encuentro del Señor, en el aire; y así estaremos siempre con el Señor.

    18. Consolaos pues los unos a los otros con estas palabras.