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sábado, agosto 17, 2024
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    2 Reyes 7 - Version Moderna (1929)

    1. A LO que respondió Eliseo: ¡Oíd el oráculo de Jehová! Así dice Jehová: Como a estas horas el día de mañana, el seah de flor de harina se venderá por un siclo, y dos seahs de cebada por un siclo, en la puerta de Samaria.

    2. Entonces el capitán sobre cuya mano el rey se apoyaba, contestó al varón de Dios, y dijo: He aquí, aun cuando hiciera Jehová compuertas en el cielo, ¿acaso pudiera suceder esto? Y le respondió: He aquí que tú lo verás con tus ojos, más no comerás de ello.

    3. ¶Había pues cuatro hombres leprosos a la entrada de la puerta de la ciudad, los cuales dijeron unos a otros: ¿Qué hacemos sentados aquí hasta que muramos?

    4. Si dijéremos: Entremos en la ciudad, el hambre está dentro de la ciudad, y moriremos allí: y si nos sentamos aquí, moriremos también: ahora pues, pasémonos al campamento de los Siros: si ellos nos concedieren la vida, viviremos; y si nos hicieren morir, tan sólo moriremos.

    5. Levantáronse pues en el crepúsculo vespertino, para irse al campamento de los Siros; y al llegar a un extremo del campamento de los Siros, ¡he aquí que no había allí ninguno!

    6. Porque el Señor había hecho que el ejército de los Siros oyese estruendo de carros, y estruendo de caballos, es decir, el estruendo de un gran ejército; de modo que decían el uno al otro: ¡He aquí que el rey de Israel ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los Heteos y a los reyes de los Egipcios, para que vengan contra nosotros!

    7. Por lo cual se levantaron y echaron a huir en el crepúsculo vespertino, abandonando sus tiendas y sus caballos y sus asnos, en fin, el campamento tal cual estaba, y huyeron por sus vidas.

    8. Llegaron pues aquellos leprosos al extremo del campamento, y entraron en una tienda, y comieron y bebieron; y llevaron de allí plata y oro y vestidos; y se fueron y lo escondieron. En seguida tornaron, y entrando en otra tienda, llevaron de allí también; y se fueron y lo escondieron.

    9. Entonces decían el uno al otro: No es bueno lo que hacemos. Este día es día de albricias; si pues guardamos silencio y esperamos hasta la luz de la mañana, entonces nuestra iniquidad nos alcanzará. Venid pues, vamos a dar parte de ello en casa del rey.

    10. En efecto, se fueron, y llamando al portero de la ciudad, les avisaron a él y a los demás, diciendo: Acabamos de ir al campamento de los Siros; y he aquí que no había allí nadie, ni voz de persona alguna, sino los caballos atados, y los asnos atados, y las tiendas lo mismo que estaban antes.

    11. Entonces él llamó a los porteros; y éstos avisaron a la casa del rey adentro.

    12. Levantóse luego el rey, de noche, y dijo a sus siervos: Yo os diré lo que nos han hecho los Siros. Ellos saben que estamos hambrientos; por lo cual han salido del campamento para esconderse en el campo, diciendo: Cuando salgan de la ciudad, los prenderemos vivos, y entraremos en la ciudad.

    13. ¶Entonces respondió uno de sus siervos, diciendo: Tómense, si bien te parece, cinco de los caballos restantes que han quedado en la ciudad, (he aquí que ellos son como toda la multitud de Israel que ha quedado en ella; he aquí que ellos son como toda la  multitud de Israel, la cual está ya acabada), y enviemos, y veremos.

    14. Y tomaron dos carros con caballos, y envió el rey en seguimiento del ejército de los Siros, diciendo: Id y ved.

    15. Los siguieron pues hasta el Jordán; y he aquí que todo el camino estaba lleno de vestidos y de enseres, que los Siros habían desechado en la fuga precipitada. Y volvieron los enviados y se lo avisaron al rey.

    16. Entonces salió el pueblo, y saqueó el campamento de los Siros: y así fué que en efecto se vendió un seah de flor de harina por un siclo, y dos seahs de cebada por un siclo, conforme a la palabra de Jehová.

    17. Y el rey dió a aquel capitán en cuyo brazo él se apoyaba cargo de la puerta; y atropellóle el pueblo en la puerta, de modo que murió; conforme había dicho el varón de Dios que habló cuando bajó el rey a donde él estaba.

    18. Porque cuando el varón de Dios habló al rey, diciendo: dos seahs de cebada por un siclo, y un seah de flor de harina por un siclo, habrá mañana, como a estas horas, en la puerta de Samaria,

    19. aquel capitán respondió al varón de Dios, diciendo: He aquí, aun cuando Jehová hiciese compuertas en el cielo, ¿acaso pudiera suceder esto? y él le respondió: He aquí que tú lo verás con tus ojos, mas de ello no comerás.

    20. Y así mismo le acaeció; porque el pueblo le atropelló en la puerta de manera que murió.