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domingo, junio 30, 2024
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    Cantares 8 - Version Moderna (1929)

    1. ¡OH si tú fueras como un hermano mío, hermanito que mama los pechos de mi misma madre! entonces, cuando te hallara fuera, te besara, y nadie me despreciaría por ello.

    2. Te voy a conducir, te haré entrar en la casa de mi madre, para que tú me instruyas; te daré a beber vino bien sazonado, y el zumo de mis granadas.

    3. ¡Su izquierda estará debajo de mi cabeza. y su derecha me abrazará!

    4. ¡Yo os conjuro, oh hijas de Jerusalem, que no despertéis y que no quitéis el sueño a mi amada, hasta que ella quiera!

    El poder del amor

    5. ¿Quién es ésta que viene subiendo del desierto, apoyada en su amado? Debajo de este manzano te desperté yo; allí tu madre tuvo dolores de parto por ti, allí tuvo dolores de parto aquella que te dió a luz.

    6. ¡Ponme como sello sobre tu corazón, como sello sobre tu brazo! porque fuerte como la muerte es el amor, inexorables como el sepulcro son los celos: sus ascuas arden como ascuas de fuego, como la misma llama de Jehová!

    7. ¡Muchas aguas no pueden apagar el amor, ni los ríos lo pueden anegar: si un hombre diere todos los haberes de su casa por el amor, él sería completamente despreciado!

    8. Tenemos una hermana pequeña, que aun no tiene pechos: ¿qué haremos con nuestra hermana en el día en que haya de ser pedida?

    9. Si fuere firme como un muro, edificaremos sobre el tal muro una torrecilla de plata; mas si fuere una puerta abierta, cerraremos ésta con tablas de cedro.

    10. ¡Yo era como muro, y mis pechos como sus torres; por tanto he venido a ser, a los ojos de él, como quien halla la paz!

    11. Salomón tenía una viña en Baal-hamón; arrendó la viña a los que la guardasen; cada uno por el fruto de ella había de traer mil siclos de plata.

    12. Mi viña, la que es mía propia, está delante de mí: los mil siclos serán para ti, ¡oh Salomón! y doscientos deben de ser para los guardaron el fruto de ella.

    13. ¡Oh tú que habitas en los jardines, los compañeros escuchan tu voz; házmela oír a mí!

    14. ¡Date prisa, oh amado mío, y sé como el corzo o como el cervatillo, sobre las montañas de los aromas!