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viernes, julio 19, 2024
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    Hechos 17 - Version Moderna (1929)

    El alboroto en Tesalónica

    1. Y HABIENDO pasado por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había sinagoga de los judíos:

    2. y Pablo, según era su costumbre, entró en medio de ellos, y durante tres sábados razonó con ellos, sacando sus argumentos de las Escrituras,

    3. abriendo su sentido, y exponiendo que era necesario que el Mesías padeciese, y resucitase de entre los muertos; y que este Jesús a quien (dijo) yo os predico, es el Mesías.

    4. Y algunos de ellos fueron persuadidos, y se unieron a Pablo y a Silas, también de los griegos religiosos una gran multitud, y de mujeres principales no pocas.

    5. Pero los judíos, incitados por celos, tomaron consigo ciertos hombres malos, de los ociosos que frecuentan la plaza, y habiendo reunido al populacho, alborotaron la ciudad; y acometiendo la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo.

    6. Y no hallándolos, arrastraron a Jasón y a ciertos hermanos ante los magistrados de la ciudad, gritando: ¡Estos hombres que han trastornado e! mundo habitado, han venido acá también;

    7. a quienes Jasón ha acogido: y éstos todos obran en oposición a los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús!

    8. Y turbaron a la muchedumbre y a los gobernantes de la ciudad, cuando oyeron estas cosas.

    9. Y habiendo tomado fianzas de Jasón y de los demás, los dejaron ir.

    Pablo y Silas en Berea

    10. ¶Y los hermanos inmediatamente, de noche, enviaron a Pablo y a Silas a Berea; los cuales, habiendo llegado allí, entraron en la sinagoga de los judíos.

    11. Éstos eran más nobles que los de Tesalónica; pues que recibieron la palabra con la mayor prontitud, examinando las Escrituras diariamente para ver si estas cosas eran realmente así.

    12. Por lo cual muchos de ellos creyeron; así como también muchas mujeres griegas de distinción, y de hombres no pocos.

    13. Pero cuando conocieron los judíos de Tesalónica que también en Berea era predicada por Pablo la palabra de Dios, fueron asimismo allí, incitando y turbando a las multitudes.

    14. Entonces, en el acto, los hermanos enviaron a Pablo, para que fuese hasta el mar; pero Silas y Timoteo permanecieron aún allí.

    15. Los que conducían a Pablo, empero, le llevaron a Atenas; y habiendo recibido mandato para Silas y Timoteo, que viniesen a él con la mayor prontitud, se fueron.

    Pablo en Atenas

    16. ¶Y mientras Pablo los esperaba en Atenas, enardecióse su espíritu dentro de él, al ver toda la ciudad llena de ídolos.

    17. Razonó pues en la sinagoga con los judíos, y con los gentiles religiosos; y en el Ágora, todos los días, con los que se encontraban con él.

    18. Y también ciertos de los filósofos epicureos y de los estoicos disputaban con él. Y decían algunos: ¿Qué quiere decir este palabrero? y otros: ¡Parece que es algún anunciador de dioses extranjeros! porque predicaba la buena nueva de Jesús, y de la resurrección.

    19. Tomándole pues, le condujeron al Areópago, diciendo: ¿Podemos saber qué es esta nueva enseñanza de que tú hablas?

    20. porque traes a nuestros oídos ciertas cosas extrañas; querríamos saber pues qué puede ser esto.

    21. (Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, no se ocupaban en otra cosa sino en decir o en oír alguna cosa nueva.)

    22. Pablo entonces, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: ¶Señores atenienses, en todas las cosas percibo que sois muy religiosos.

    23. Porque pasando por la ciudad, y observando los objetos de vuestro culto, hallé también un altar en que estaba inscrito: AL DIOS NO CONOCIDO. ¡Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, a ése os anuncio!

    24. El Dios que hizo el mundo, y todo cuanto hay en él, éste, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos de manos;

    25. ni es servido por manos de hombres, como si necesitase de algo, puesto que es él mismo quien da a todos la vida, el aliento y todas las cosas:

    26. e hizo de una misma sangre todas las naciones de los hombres, para habitar sobre toda la haz de la tierra, fijando sus tiempos señalados, y los términos de su habitación;

    27. para que buscasen a Dios, si acaso, palpando a tientas, le hallasen; aunque no está lejos de ninguno de nosotros:

    28. pues que en él vivimos, y nos movemos, y tenemos nuestro ser; como algunos de vuestros mismos poetas han dicho: Porque también de él somos linaje.

    29. Luego, puesto que somos linaje de Dios, no debemos pensar que la divinidad sea semejante al oro, o a la plata, o a la piedra, esculpida por arte e ingenio del hombre.

    30. Pues aquellos tiempos de ignorancia Dios los dejó pasar; mas ahora manda a los hombres, que todos, en todas partes, se arrepientan;

    31. por cuanto él ha determinado un día en que juzgará al mundo con justicia por un varón a quien él ha designado; de lo cual ha dado certeza a todos los hombres, levantándole de entre los muertos.

    32. ¶Mas al oír hablar de resurrección de muertos, algunos se reían de él; y otros decían: Te oiremos otra vez respecto de esto.

    33. Así Pablo salió de en medio de ellos.

    34. Sin embargo ciertas personas se le juntaron, y creyeron; entre los cuales también fué Dionisio areopagita, y una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos.