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jueves, julio 18, 2024
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    Lucas 19 - Version Moderna (1929)

    Jesús y Zaqueo

    1. Y JESÚS, habiendo entrado, iba pasando por Jericó.

    2. Y he aquí un hombre llamado Zaqueo, el cual era sujeto principal entre los publicanos, y era rico.

    3. Y procuraba ver a Jesús, quién fuese; mas no podía, a causa del gentío, porque era pequeño de estatura.

    4. Y, corriendo delante, se subió en un sicómoro para verle; porque había de pasar por allí.

    5. Y cuando llegó Jesús al lugar, mirando hacia arriba, le dijo: Zaqueo, date prisa y desciende, porque hoy es menester que me hospede en tu casa.

    6. Y él bajó con prisa, y le recibió gozoso.

    7. Y al ver esto, todos murmuraban, diciendo: ¡Ha ido a hospedarse con un hombre pecador!

    8. Mas Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: He aquí, la mitad de mis bienes, Señor, la doy a los pobres; y si he defraudado a cualquiera con falsía, se lo devuelvo con los cuatro tantos.

    9. Y Jesús le dijo: Hoy la salvación ha venido a esta casa; por cuanto éste también es hijo de Abraham.

    10. Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

    Parábola de las diez minas

    11. ¶Y mientras escuchaban estas cosas, él prosiguió, y dijo una parábola, por estar cerca de Jerusalem; y porque ellos pensaban que el reino de Dios iba a ser manifestado inmediatamente.

    12. Dijo pues: Cierto hombre de ilustre nacimiento partió para un país lejano, a recibir para sí un reino, y volver.

    13. Y habiendo llamado diez siervos de los suyos, les dió diez minas, y les dijo: Negociad con esto hasta que yo venga.

    14. Sus conciudadanos empero le odiaban: y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros.

    15. Y aconteció que a su regreso, habiendo recibido el reino, mandó llamar a sí a aquellos siervos, a quienes había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno.

    16. Vino, pues, el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas.

    17. Y le dijo: Muy bien, buen siervo: por cuanto has sido fiel en lo que es muy poco, ten autoridad sobre diez ciudades.

    18. Y vino el segundo, diciendo: Tu mina, Señor, ha ganado cinco minas.

    19. Y dijo asimismo a éste: Sé tú también sobre cinco ciudades.

    20. Y vino otro, diciendo: Señor, he aquí tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo.

    21. Porque tuve miedo de ti, por cuanto eres un hombre austero; tomas lo que no depositaste, y siegas lo que no sembraste.

    22. A éste le dice: ¡Por tu misma boca te juzgaré, siervo malvado! ¿Sabías que soy un hombre austero, que tomo lo que no deposité, y siego lo que no sembré?

    23. ¿por qué, pues, no diste mi dinero al banco, para que en viniendo yo, lo demandara con el logro?

    24. Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas:

    25. (y ellos dijeron: ¡Señor, ya tiene diez minas!)

    26. porque os digo, que a todo aquel que tiene, le será dado; mas al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.

    27. Empero en cuanto a aquellos mis enemigos, que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y degolladlos delante de mí.

    La entrada triunfal en Jerusalén

    28. ¶Y dichas estas cosas, iba él delante, subiendo a Jerusalem.

    29. Y sucedió que al llegar cerca de Betfage y Betania, junto al monte que se llama del Olivar, envió a dos de los discípulos,

    30. diciendo: Id a la aldea que está en frente, y al entrar en ella, hallaréis un pollino atado, en que ningún hombre aún se ha sentado: desatadle y traedle.

    31. Y si alguien os preguntare: ¿Por qué le desatáis? diréis así: Porque el Señor le ha menester.

    32. Fueron, pues, los enviados, y lo hallaron así como él les había dicho.

    33. Y al desatar ellos el pollino, sus sueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino?

    34. Y ellos dijeron: El Señor le ha menester.

    35. Y trajéronle a Jesús: y habiendo  echado sus vestidos sobre el pollino, pusieron encima a Jesús.

    36. Y caminando él así, tendían sus vestidos por el camino.

    37. Y como iba ya acercándose a la bajada del Monte de los Olivos, toda la muchedumbre de los discípulos comenzaron a regocijarse y a alabar a Dios a gran voz, por todas las maravillas que habían visto;

    38. diciendo: ¡Bendito el Rey que viene en el     nombre del Señor! ¡Paz en el cielo, y gloria en las alturas!

    39. ¶Y algunos de los fariseos de entre el gentío le dijeron: ¡Maestro, reprende a tus discípulos!

    40. Mas él respondiendo, dijo: Os digo que si éstos callasen, las piedras clamarían.

    41. Y cuando llegó cerca y vió la ciudad, lloró sobre ella,

    42. diciendo: ¡Oh si hubieras conocido, tú, siquiera en este tu día, las cosas que hacen a tu paz! ¡mas ahora están encubiertas de tus ojos!

    43. ¡Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos abrirán trincheras en derredor de ti, y te pondrán cerco, y te estrecharán por todas partes,

    44. y te derribarán al suelo, y a tus hijos en medio de ti; y no dejarán en ti piedra sobre piedra: por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación!

    Purificación del templo

    45. ¶Y entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en él,

    46. diciéndoles: Está escrito: Mi Casa será Casa de Oración: pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.

    47. ¶Y enseñaba cada día en el Templo: mas los jefes de los sacerdotes, y los escribas, y los hombres principales del pueblo procuraban destruirle:

    48. y no podían hallar cosa alguna que pudieran hacer; porque todo el pueblo estaba pendiente de sus labios, escuchándole.