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jueves, julio 18, 2024
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    Salmos 139 - Version Moderna (1929)

    Omnipresencia y omnisciencia de Dios Al músico principal. Salmo de David.

    1. OH Jehová, me has escudriñado, y me has conocido;

    2. tú conoces mi sentarme y mi levantarme; entiendes de lejos mis pensamientos.

    3. Has inspeccionado mi senda y mi descanso, y tienes conocimiento de todos mis caminos.

    4. Porque aun no está la palabra en mi lengua, cuando, he aquí, oh Jehová, tú la conoces toda.

    5. Me has cercado por detrás y por delante, y has puesto sobre mí tu mano.

    6. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender.

    7. ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿y a dónde huiré de tu presencia?

    8. ¡Si subiere a los cielos, allí estás tú! ¡si tendiere mi cama en el infierno, hete allí!

    9. Si tomare las alas del alba, y habitare en las partes más lejanas del mar,

    10. aun allí me guiará tu mano, y me tendrá asido tu diestra.

    11. Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; la noche misma resplandecerá en derredor de mí;

    12. pues que las tinieblas nada encubren de ti, sino que la noche brilla como el día: ¡tinieblas y luz lo mismo son a ti!

    13. Me conoces pues; porque eres dueño de mis más íntimos pensamientos; cubrísteme en el seno de mi madre.

    14. Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido formado; admirables son tus obras; y mi alma lo sabe muy bien.

    15. No te fué encubierto mi ser, cuando fuí labrado en secreto, y entretejido maestramente en las partes inferiores de la tierra.

    16. Tus ojos vieron mi imperfección, y en tu libro todos mis miembros fueron escritos, mis días fueron delineados, cuando todavía no había ninguno de ellos.

    17. ¡Y a mí cuán preciosos me son tus pensamientos, oh Dios! ¡cuán grande es la suma de ellos!

    18. Los quisiera contar; pero son más numerosos que la arena: despierto, y aún estoy contigo.

    19. ¡De cierto, oh Dios, tú matarás al inicuo! ¡apartaos, pues, de mí, los hombres sanguinarios!

    20. los inicuos, que hablan de ti para maldad; tus enemigos, que toman en vano tu nombre.

    21. ¿No debo yo odiar a los que te odian, oh Jehová, y disgustarme con los que se levantan contra ti?

    22. Con entero odio los aborrezco; los tengo por enemigos míos.

    23. ¡Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón: ensáyame, y conoce mis pensamientos;

    24. y ve si hay en mí algún camino malo, y guíame en el camino eterno!