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jueves, julio 18, 2024
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    Zacarías 11 - Version Moderna (1929)

    1. ¡ABRE tus puertas, oh Líbano, para que el fuego devore tus cedros!

    2. ¡Aúlla, oh abeto, porque cayó ya el cedro, porque han sido destruídos los árboles majestuosos! ¡aullad, oh encinas de Basán, porque el bosque inaccesible ha sido derribado!

    3. óyese el estruendo de los aullidos de los pastores, porque ha sido destruida su gloría; se oye el estruendo de los rugidos de los leoncillos, porque las espesuras del Jordán han sido destruídas.

    Los pastores inútiles

    4. Así dice Jehová mi Dios: Pastorea el rebaño de ovejas destinadas al matadero;

    5. cuyos compradores las matan, y no se tienen por culpables, y los que las venden dicen: ¡Bendito sea Jehová, porque soy rico! y sus mismos pastores no tienen compasión de ellas.

    6. Porque no me compadeceré más de los habitantes de la tierra, dice Jehová; pues he aquí que entregaré los hombres cada cual en mano de su prójimo, y en mano de su rey; los cuales asolarán la tierra; y no los libraré de su mano.

    7. ¶En efecto, pastoreé el rebaño destinado al matadero, verdaderamente un rebaño desdichado; y tomé para mí dos cayados; al uno le llamé Gracia, y al otro Ataduras; y así pastoreé el rebaño.

    8. Y destruí tres pastores en un solo mes: pues que se impacientó mi alma con ellos, y también su alma me aborreció a mí.

    9. Y dije: ¡No os pastorearé más! ¡lo que esté de muerte, que muera! ¡y lo que esté para ser perdido, piérdase; y los restantes cómanse la carne unos de otros!

    10. Y tomé mi cayado Gracia, y lo corté en dos, para anular así mi pacto que había celebrado con todas las tribus.

    11. En efecto, fué anulado en aquel día; y conoció verdaderamente aquel rebaño desdichado, los que hicieron caso de mí, que aquello era oráculo de Jehová.

    12. ¶Entonces les dije: Si bien os pareciere, dadme mi recompensa; y si no, dejad de hacerlo. Y ellos pesaron por mi recompensa treinta siclos de plata.

    13. Entonces Jehová me dijo: ¡Échalo al alfarero! ¡hermoso precio en que yo fui avaluado por ellos! Tomé pues los treinta siclos de plata, y los eché al alfarero en la Casa de Jehová.

    14. Luego corté en dos el otro cayado, es decir, Ataduras, para romper así la hermandad entre Judá e Israel.

    15. ¶De nuevo Jehová me dijo: ¡Toma para ti otra vez los aperos de un pastor necio!

    16. Pues he aquí que voy a levantar en la tierra un tal pastor: no se cuidará de las ovejas que están perdidas, ni buscará a las que andan dispersas, ni sanará a las perniquebradas, ni apacentará a las que están sanas; sino que comerá la carne de las gordas, y les machacará hasta las pesuñas.

    17. ¡Ay del pastor inútil, que desampara la grey! la espada caerá sobre su brazo, y sobre su ojo derecho: su brazo se le secará completamente, y su ojo derecho será del todo ofuscado.