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viernes, julio 19, 2024
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    Isaías 51 - Biblia Septuaginta al Español

    Palabras de consuelo para Sion

    1. Oídme, los que perseguís lo justo y buscáis al Señor; mirad la sólida piedra que habéis cortado, y el hoyo de la cisterna que habéis cavado.

    2. Mirad a Abrahán, vuestro padre y a Sara la que os ha parido; pues uno era, y le llamé, bendíjele y améle—

    3. Y a ti ahora consolaré, Sión; y consolaré todos sus desiertos; y pondré sus desiertos, como un paraíso, y lo del ocaso, como un paraíso del Señor: alegría y alborozo hallarán en ella, confesión y voz de loor.

    4. Oídme, oídme, pueblo mío, y los reyes a mí escuchad; pues ley de mí saldrá; y mi juicio, para luz de gentes.

    5. Se acerca presto mi justicia, y saldrá, como luz, también mi salud; y en mi brazo, gentes esperarán; y a mí islas aguardarán, y en mi brazo esperarán—.

    6. Alzad al cielo vuestros ojos, y mirad a la tierra abajo; pues el cielo, como humo, se ha afianzado; y la tierra, como vestido, envejecerá; y sus habitantes, como estas cosas, morirán; pero mi salud por el siglo será; y mi justicia no fallecerá, no.

    7. Oídme, los que sabéis juicio, pueblo, cuya ley mía en vuestro corazón, no temáis oprobio de hombres; y por el desprecio de ellos no os aniquiléis.

    8. Pues, como un vestido comido será del tiempo, y, como vellocinos comidos serán de polilla; pero mi justicia por el siglo será; y mi salud por generaciones de generaciones.

    9. Alzate, álzate, Jerusalén y vístete la fuerza de tu brazo; álzate, como en principio de día, como generación de siglo.

    10. ¿No eres tú la que yermas la mar, agua de abismo muchedumbre? ¿la que pusiste las profundidades de la mar camino de pasada a librados

    11. y redimidos? Pues del Señor serán repatriados y llegarán a Sión con alegría y alborozo eterno; pues sobre su cabeza loor; y alegría les cogerá; huyó dolor y tristeza y gemido.

    12. Yo soy, yo soy, el que te consuelo; conoce, quién siendo; temías de hombre mortal y de hijo de hombre, que, como pasto, secáronse.

    13. Y te olvidaste de Dios, el que te hizo, el que hizo el cielo y fundamentó la tierra; y temías siempre todos los días el semblante del furor del que te atribulaba, del modo que trazó quitarte, y ahora ¿dónde el furor del que te atribulaba?

    14. Pues, cuando te salvares, no permanecerá, ni durará;

    15. pues yo, tu Dios, el que turbo la mar y retumbo sus olas, Señor de los ejércitos, mi nombre.

    16. Pondré mis palabras en tu boca; y bajo la sombra de mi mano te cobijaré, en la que afiancé el cielo y fundamenté la tierra; y dirá a Sión: «Pueblo mío eres tú».

    17. Alzate, álzate, levántate, Jerusalén, la que bebiste, de mano del Señor, el cáliz de su furor; pues el cáliz de la ruina, la tasa del furor apuraste y agotaste;

    18. y no había quien te consolara de todos tus hijos que pariste; y no había quien te cogiera de la mano, ni de todos los hijos que exaltaste.

    19. Estas dos cosas, contrarias a ti —¿quién se contristará(a) contigo?—: ruina y quebranto, hambre y cuchilla;— ¿quién te consolará?—

    20. Tus hijos, los menesterosos, los durmientes en el extremo de toda pasada, como acelga medio cocida; los llenos de furor del Señor, desfallecidos por el Señor Dios.

    21. Por esto oye, la humillada y ebria, no de vino.

    22. Así dice el Señor Dios, el que juzga su pueblo: «He aquí he quitado de tu mano el cáliz de la ruina, la taza de mi furor, y no le volverás ya a beber,

    23. y le daré en las manos de los que te han oprimido y humillado; los que dijeron a tu alma: «Inclínate, para que pasemos»; y pusiste a par de la tierra la mitad tuya(b) , fuera, a los que transitaban.