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miércoles, julio 17, 2024
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    Job 3 - Biblia Septuaginta al Español

    Job maldice el día en que nació

    1. Después de esto, abrió Job su boca y maldijo a su día,

    2. y respondió Job diciendo:

    3. «Perezca el día en que nací y aquella noche que dijeron: «He aquí varón».

    4. Aquella noche sea tinieblas, y no la considere el Señor desde lo alto, ni venga a ella esplendor.

    5. Cójanla tinieblas y sombra de muerte; venga sobre ella calígine; maldito sea el día.

    6. y aquella noche, arrebátenla tinieblas: no esté entre días de año, ni sea contada entre días de lunas,

    7. sino que aquella noche sea dolor; y no venga sobre ella alegría ni gozo;

    8. sino que la maldiga el que maldice a aquel día, el que está pronto a medirse con el gran monstruo(a) .

    9. Entenebrézcanse los astros de aquella noche; quédese y a luz no venga, y no vea el lucero nacer;

    10. pues no cerró puertas de vientre de mi madre; porque hubiera alejado trabajo de mis ojos.

    11. ¿Por qué, pues, en vientre no morí? ¿y de seno salí y no al punto perecí?

    12. Y ¿por qué presentáronseme las rodillas? Y ¿por qué pechos mamé?

    13. Ahora, durmiendo, reposara; y, adormido, descansara,

    14. con reyes y consejeros de tierra, los que se gloriaban de espadas;

    15. o con príncipes, cuyo oro era mucho; los que llenaron sus casas de plata;

    16. o como aborto salido de entraña de madre; o como pequeñuelos que no vieron luz.

    17. Allí impíos apagaron furor de ira; allí reposan fatigados del cuerpo;

    18. juntos los eternales(b) han prosperado, no han oído voz de opresor.

    19. Pequeño y grande allí está, y el siervo que ha temido a su señor.

    20. Pues ¿a qué se da a los en amargura, luz, y vida a adoloridas almas?

    21. Los que anhelan por la muerte y no la alcanzan, excavándola(c) cual un tesoro,

    22. y gozosos están si la hallaren.

    23. Muerte al varón, descanso, pues cerró(d) Dios sobre él.

    24. Porque ante mis alimentos, el gemido llega; y lloro yo, angustiado de temor.

    25. Pues el temor(e) que me acuitaba, me vino, y el que temía, me encontró.

    26. Ni me apacigüé; ni me tranquilicé; ni reposé; y me ha venido ira».