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miércoles, julio 17, 2024
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    Juan 20 - Biblia Septuaginta al Español

    La resurrección

    1. Y en uno de los sábados(a) , María, la Magdalena viene, al alba, obscuridad aún habiendo, al monumento, y mira la piedra alzada del monumento.

    2. Corre, pues, y viene a Simón Pedro y al otro discípulo al que amaba Jesús, y dícele: «Se han llevado al Señor del monumento, y no sabemos dónde le han puesto».

    3. Salió, pues, Pedro y el otro discípulo; y venían al monumento;

    4. y corrían los dos juntamente. Y el otro discípulo corrió adelante más rápidamente que Pedro y vino primero(b) al monumento;

    5. e inclinándose de lado(c) mira yacientes los lienzos; sin embargo no entró.

    6. Viene, pues, también Simón Pedro siguiéndole; y entró en el monumento; y contempla los lienzos yaciente;

    7. y el sudario el que estaba(d) sobre su cabeza, no con los lienzos yacientes, sino aparte arrollado en un lugar(e) .

    8. Entonces, pues, entró también el otro discípulo, el que vino primero al monumento; y vio y creyó(f) ;

    9. pues aún no sabían la Escritura; que debe él de los muertos resucitar.

    10. Retiráronse, pues, de nuevo a sí mismos(g) los discípulos.

    Jesús se aparece a María Magdalena

    11. Pero María estaba parada junto al monumento, fuera, llorando. Como, pues, lloraba, inclinóse de lado al monumento;

    12. y ve dos ángeles, en albas(h) , sentados: uno a la cabeza y uno a los pies, donde yacía el cuerpo de Jesús.

    13. Y dícenla aquéllos: «Mujer ¿qué lloras?» Y díceles: «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le pusieron».

    14. Esto diciendo, volvióse hacia atrás; y ve a Jesús parado; y no sabía que es Jesús.

    15. Dícela Jesús: «Mujer ¿qué lloras? ¿A quién buscas?» Aquélla, pensando que el hortelano es, dícele: «Señor, si tú le has llevado, dime dónde le has puesto, y yo le alzaré».

    16. Dícela Jesús: «¡María! Volviéndose aquélla, dícele en hebreo: «¡Rabbuní!» (que se dice: Maestro).

    17. Dícela Jesús: «No te adhieras a mí(i) ; pues aún no he ascendido al Padre; pero vete a mis hermanos, y diles: «Asciendo a mi Padre y vuestro Padre, y mi Dios y vuestro Dios».

    18. Viene María, la Magdalena, anunciando a los discípulos: que «he visto al Señor y esto me ha dicho».

    Jesús se aparece a los discípulos

    19. Siendo, pues, tarde en aquel día el primero de los sábados, y las puertas cerradas donde estaban los discípulos congregados por el miedo de los judíos; vino Jesús y detúvose al medio, y díceles: «Paz a vosotros».

    20. Y, esto diciendo, mostróles, las manos y el costado. Regocijáronse, pues, los discípulos, viendo al Señor.

    21. Dijo, pues, a ellos Jesús de nuevo: «Paz a vosotros; así como me ha enviado el Padre, también yo os envío».

    22. Y, esto diciendo, insufló(j) ; y díceles: «Recibid Espíritu santo.

    23. Si de alguno perdonareis los pecados, perdonados le están; si de alguno retuviereis, retenidos están».

    Incredulidad de Tomás

    24. Pero Tomás uno de los doce, el llamado Dídimo, no estaba con ellos, cuando vino Jesús.

    25. Dijeron, pues, a él los otros discípulos: «Hemos visto al Señor». Mas él díjoles: «Si no viere yo en sus manos la herida de los clavos, y metiere mi dedo en la herida de los clavos y metiere mi mano en su costado, no creeré, no».

    26. Y, después de días ocho, de nuevo estaban dentro sus discípulos, y Tomás con ellos. Viene Jesús, las puertas cerradas; y detúvose en medio y dijo: «Paz a vosotros».

    27. Después dice a Tomás: «Trae tu dedo acá, y ve mis manos; y trae tu mano y mete en mi costado; y no te hagas increyente sino creyente».

    28. Respondió Tomás y díjole: «¡El Señor mío y el Dios mío!»

    29. Dícele Jesús: «¿Porque me has visto, has creído? Bienaventurados los que no han visto, y creído».

    El propósito del libro

    30. Muchas ciertamente, pues, y otras señales hizo Jesús a faz de los discípulos, que no están escritas en este libro;

    31. mas éstas están escritas, para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, vida tengáis en su nombre.