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sábado, agosto 17, 2024
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    Mateo 6 - Biblia Septuaginta al Español

    Jesús y la limosna

    1. «Guardaos de no hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; pues, de no, galardón no tenéis delante de vuestro Padre, el de los cielos.

    2. Cuando, pues, hicieres limosna, no trompetees delante de ti, como los hipócritas hacen en las sinagogas y en las calles, para ser glorificados de los hombres. En verdad dígoos, reciben su galardón.

    3. Pero, tú, haciendo limosna, no sepa tu izquierda qué hace tu derecha;

    4. para que sea tu limosna en oculto; y tu Padre, el que ve en lo oculto, te recompensará.»

    Jesús y la oración

    5. «Y, cuando orareis, no seréis como los hipócritas; porque aman, en las sinagogas y en las esquinas de las calles, de pie, orar, para ser vistos de los hombres. En verdad os digo, reciben su galardón.

    6. Tú, empero, cuando orares, entra en tu alcoba y cerrando tu puerta, ora a tu Padre el en lo oculto; y tu Padre, el que ve en lo oculto, te recompensará.

    7. Y orando, no parléis como los gentiles, pues creen que en su verbosidad serán escuchados.

    8. No os asemejéis, pues, a ellos; porque sabe vuestro Padre lo que necesitáis, antes de pedírselo vosotros.

    9. Así, pues, oraréis vosotros: «Padre nuestro, el de los cielos, santifíquese(a) tu nombre(b) ;

    10. llegue tu reino(c) ; hágase tu voluntad, como en el cielo, también en la tierra;

    11. el pan nuestro, el del día, dánosle hoy.

    12. Y perdónanos nuestras deudas como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.

    13. Y no nos entres en tentación(d) , sino líbranos del mal(e) .

    14. Pues, si perdonareis a los hombres sus caídas, os perdonará también vuestro Padre el celestial;

    15. pero, si no perdonareis a los hombres, ni vuestro Padre perdonará las caídas vuestras.

    Jesús y el ayuno

    16. Y, cuando ayunareis, no os pongáis como los hipócritas, mustios; pues demudan sus rostros para aparecer a los hombres ayunando. En verdad os digo, reciben su galardón.

    17. Tú, empero, ayunando, unge tu cabeza y lava tu rostro;

    18. para no aparecer a los hombres ayunando, sino a tu Padre, el en lo oculto; y tu Padre, el que ve en lo oculto, te recompensará.»

    Tesoros en el cielo

    19. «No os atesoréis tesoros sobre la tierra, donde carcoma y herrumbre destruyen, y donde hurtadores desentierran y hurtan;

    20. pero atesoraos tesoros en el cielo donde ni carcoma ni herrumbre destruyen y donde hurtadores no desentierran ni hurtan;

    21. pues, donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón.

    La lámpara del cuerpo

    22. La candela de tu cuerpo es el ojo. Si, pues, tu ojo fuere sencillo(f) , todo tu cuerpo luminoso será;

    23. pero, si tu ojo estuviere malo, todo tu cuerpo tenebroso será. Si pues la luz, la en ti, tinieblas fuere, las tinieblas ¡cuántas(g) !

    Dios y las riquezas

    24. Nadie puede servir a dos señores; pues, o al uno odiará y al otro amará; o al uno adherirá y al otro despreciará; no podéis a Dios servir y al Mamoná(h) .

    El afán y la ansiedad

    25. Por esto os digo, no os solicitéis de vuestra alma(i) , qué comáis o qué bebáis, ni de vuestro cuerpo qué os vistáis ¿Acaso el alma no es más que la comida y el cuerpo que el vestido?

    26. Contemplad los volátiles del cielo cómo no siembran, ni siegan, ni allegan en graneros, y vuestro Padre el celestial, aliméntalos, ¿No sois vosotros mucho más que ellos?

    27. Y ¿quién de vosotros, solicitándose, puede añadir a su vida codo uno(j) ?

    28. Y del vestido ¿qué os solicitáis? aprended de los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan.

    29. Y dígoos que ni Salomón en toda su gloria cubrióse como uno(k) de éstos.

    30. Pero, si a la hierba del campo que hoy es y mañana en el horno se arroja, Dios viste así, ¿cuánto más a vosotros, poco creyentes?

    31. No os solicitéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos? o ¿Qué beberemos? o ¿Qué nos vestiremos?

    32. Pues todo esto los gentiles lo buscan; porque sabe vuestro Padre, el celestial, que necesitáis todo esto.

    33. Mas, buscad primero la justicia y el reino de él y todo esto se os añadirá.

    34. No os solicitéis, pues, del mañana, pues el mañana, se solicitará de sí mismo; basta al día su mal.»