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miércoles, julio 17, 2024
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    Daniel 9 - Biblia Universidad de Jerusalem

    Oración de Daniel por su pueblo

    1. El año primero de Darío, hijo de Asuero, de la raza de los medos, que subió al trono del reino de Caldea,

    2. el año primero de su reinado, yo, Daniel, me puse a investigar en las Escrituras sobre el número de años que, según la palabra de Adonai dirigida al profeta Jeremías, debían pasar sobre las ruinas de Yerushalaim, a saber setenta años.

    3. Volví mi rostro hacia el Señor Di-s para implorarle con oraciones y súplicas, en ayuno, sayal y ceniza.

    4. Derramé mi oración a Adonai mi Di-s, y le hice esta confesión: "¡Ah, señor, Di-s grande y temible, que guardas la Alianza y el amor a los que te aman y observan tus mandamientos.

    5. Nosotros hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos sido malos, no hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus normas.

    6. No hemos escuchado a tus siervos los profetas que en tu nombre hablaban a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres, a todo el pueblo de la tierra.

    7. A ti, Señor, la justicia, a nosotros la vergüenza en el rostro, como sucede en este día, a nosotros, a los hombres de Judá, a los habitantes de Yerushalaim y a Israel entero, próximos y lejanos, en todos los países donde tú los dispersaste a causa de las infidelidades que cometieron contra ti.

    8. Adonai, a nosotros la vergüenza, a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres, porque hemos pecado contra ti.

    9. Al Señor Di-s nuestro, la piedad y el perdón, porque nos hemos rebelado contra él,

    10. y no hemos escuchado la voz de Adonai nuestro Di-s para seguir sus leyes, que él nos había dado por sus siervos los profetas.

    11. Todo Israel ha transgredido tu ley, ha desertado sin querer escuchar tu voz, y sobre nosotros han caído la maldición y la imprecación escritas en la ley de Moisés, siervo de Di-s, porque hemos pecado contra él.

    12. El ha cumplido las palabras que había pronunciado contra nosotros y contra los príncipes que nos gobernaban: que haría venir sobre nosotros una calamidad tan grande como no habría jamás bajo el cielo otra mayor que la que alcanzara a Yerushalaim.

    13. Según está escrito en la ley de Moisés, toda esta calamidad nos ha sobrevenido, pero nosotros no hemos aplacado el rostro de Adonai nuestro Di-s, convirtiéndonos de nuestras iniquidades y aprendiendo a conocer tu verdad.

    14. Adonai ha estado atento a esta calamidad, la ha descargado sobre nosotros. Porque es justo Adonai nuestro Di-s en todas las obras que ha hecho, pero nosotros no hemos escuchado su voz.

    15. Y ahora, Señor Di-s nuestro, que con mano fuerte sacaste a tu pueblo del país de Egipto y te granjeaste con ello un nombre que dura hasta el presente, nosotros hemos pecado, hemos sido malos.

    16. Señor, por todas tus justicias, retira tu cólera y tu furor de Yerushalaim, tu ciudad, monte santo tuyo; pues, a causa de nuestros pecados y de las iniquidades de nuestros padres, Yerushalaim y tu pueblo son el escarnio de todos los que nos circundan.

    17. Y ahora, oh Di-s nuestro, escucha la oración de tu siervo y sus súplicas. Ilumine tu rostro tu santuario desolado, ¡por ti mismo, Señor!

    18. Inclina, Di-s mío, tu oído y escucha. Abre tus ojos y mira nuestras ruinas y la ciudad sobre la cual se invoca tu nombre. No, no nos apoyamos en nuestras obras justas para derramar ante ti nuestras súplicas, sino en tus grandes misericordias.

    19. ¡Señor, escucha! ¡Señor, perdona! ¡Señor, atiende y obra! ¡No tardes más, por ti mismo, Di-s mío, pues tu nombre se invoca sobre tu ciudad y sobre tu pueblo."

    Profecía de las setenta semanas

    20. Todavía estaba yo hablando, haciendo mi oración, confesando mis pecados y los pecados de mi pueblo Israel, y derramando mi súplica ante Adonai mi Di-s, por el santo monte de mi Di-s;

    21. aún estaba hablando en oración, cuando Gabriel, el personaje que yo había visto en visión al principio, vino volando donde mí a la hora de la oblación de la tarde.

    22. Vino y me habló. Dijo: "Daniel, he salido ahora para ilustrar tu inteligencia.

    23. Desde el comienzo de tu súplica, una palabra se emitió y yo he venido a revelártela, porque tú eres el hombre de las predilecciones. Comprende la palabra, entiende la visión:

    24. Setenta semanas están fijadas sobre tu pueblo y tu ciudad santa para poner fin a la rebeldía, para sellar los pecados, para expiar la culpa, para instaurar justicia eterna, para sellar visión y profecía, para ungir el santo de los santos.

    25. "Entiende y comprende:Desde el instante en que salió la orden de volver a construir Yerushalaim, hasta un Príncipe Mesías, siete semanas y sesenta y dos semanas, plaza y foso serán reconstruidos, pero en la angustia de los tiempos.

    26. Y después de las sesenta y dos semanas un mesías será suprimido, y no habrá para él...y destruirá la ciudad y el santuario el pueblo de un príncipe que vendrá.Su fin será en un cataclismo y, hasta el final, la guerra y los desastres decretados.

    27. El concertará con muchos una firme alianza una semana; y en media semana hará cesar el sacrificio y la oblación, y en el ala del Templo estará la abominación de la desolación, hasta que la ruina decretada se derrame sobre el desolador."