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jueves, julio 18, 2024
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    Éxodo 8 - Biblia Universidad de Jerusalem

    La plaga de ranas

    1. Dijo Adonai a Moisés: "Di a Aarón: Extiende tu mano con tu cayado sobre los canales, sobre los ríos y sobre las lagunas, y haz que suban las ranas sobre la tierra de Egipto."

    2. Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto; subieron la ranas y cubrieron la tierra de Egipto.

    3. Pero los magos hicieron lo mismo con sus encantamientos, e hicieron subir las ranas sobre la tierra de Egipto.

    4. Faraón llamó a Moisés y a Aarón y dijo: "Pedid a Adonai que aparte las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré salir al pueblo para que ofrezca sacrificios a Adonai."

    5. Respondió Moisés a Faraón: "Dígnate indicarme cuándo he de rogar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que se alejen las ranas de ti y de tus casas, y queden solamente en el Río."

    6. "Mañana", contestó el. Replicó Moisés: "Será conforme a tu palabra, para que sepas que no hay como Adonai, nuestro Di-s.

    7. Las ranas se apartarán de ti, de tus casas, de tus siervos y de tu pueblo, y quedarán sólo en el Río."

    8. Salieron Moisés y Aarón de la presencia de Faraón, invocó Moisés a Adonai acerca de las ranas que afligían a Faraón,

    9. y Adonai hizo lo que Moisés pedía: murieron las ranas de las casas, de los patios y de los campos.

    10. Las juntaron en montones y el país apestaba.

    11. Pero Faraón viendo que tenía este respiro, endureció su corazón, y no les escuchó como había predicho Adonai.

    12. Dijo Adonai a Moisés: "Di a Aarón: extiende tu cayado y golpea el polvo de la tierra que se convertirá en mosquitos sobre todo el país de Egipto."

    13. Así lo hicieron: Aarón extendió su mano con el cayado y golpeó el polvo de la tierra; y hubo mosquitos sobre los hombres y sobre los ganados. Todo el polvo de la tierra se convirtió en mosquitos sobre todo el país de Egipto.

    14. Los magos intentaron con sus encantamientos hacer salir mosquitos, pero no pudieron. Hubo, pues, mosquitos sobre hombres y ganados.

    15. Dijeron los magos a Faraón: "¡es el dedo de Di-s!" Pero el corazón de Faraón se endureció, y no les escuchó, como había dicho Adonai.

    La plaga de piojos

    16. Adonai dijo a Moisés: "Levántate muy de mañana, preséntate a Faraón cuando vaya a la ribera, y dile: Así dice Adonai: "Deja salir a mi pueblo, para que me dé culto."

    17. Si no dejas salir a mi pueblo, mira que voy a enviar tábanos contra ti, contra tus siervos, tu pueblo y tus casas, de manera que las casas de los egipcios y hasta el suelo sobre el cual están se llenarán de tábanos.

    18. Pero exceptuaré ese día la región de Gosen, donde está mi pueblo, para que no haya allí tábanos, a fin de que sepas que yo soy Adonai en medio de la tierra;

    19. haré distinción entre mi pueblo y el tuyo. Este prodigio sucederá mañana."

    La plaga de moscas

    20. Así lo hizo Adonai, y un enorme enjambre de tábanos vino sobre la casa de Faraón y la casas de sus siervos; y toda la tierra de Egipto; la tierra fue devastada por los tábanos.

    21. Entonces llamó Faraón a Moisés y a Aarón y les dijo: "Id y ofreced sacrificios a vuestro Di-s en este país."

    22. Moisés respondió: "No conviene que se haga así, porque el sacrificio que ofrecemos a Adonai, nuestro Di-s, es abominación para los egipcios. ¿No nos apedrearían los egipcios si ofreciéramos ante sus ojos un sacrificio que para ellos es abominable?

    23. Iremos tres jornadas de camino por el desierto, y allí ofreceremos sacrificios a Adonai, nuestro Di-s, según él nos ordena."

    24. Contestó Faraón: "Os dejaré ir, para que ofrezcáis en el desierto sacrificios a Adonai, vuestro Di-s, con tal que no vayáis demasiado lejos. Rogad por mí."

    25. Moisés respondió: "En cuanto salga rogaré a Adonai, y mañana los tábanos se alejarán de Faraón, de sus siervos y de su pueblo; pero que no nos siga engañando Faraón, impidiendo que el pueblo vaya a ofrecer sacrificios a Adonai."

    26. Salió, pues, Moisés de la presencia de Faraón, y rogó a Adonai.

    27. Hizo Adonai lo que Moisés pedía, y alejó los tábanos del Faraón, de sus siervos y de su pueblo, sin quedar ni uno.

    28. Pero también esta vez endureció Faraón su corazón y no dejó salir al pueblo.

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