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jueves, julio 18, 2024
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    Eclesiastés 8 - Biblia Corona de Jerusalen

    1. ¿Quién como el sabio? ¿Quién otro sabe explicar una cosa?La sabiduría del hombre hace brillar su rostro, y sus facciones severas transfigura.

    2. Aténte al dictado del rey, y por causa del juramento divino

    3. no te apresures a irte de su presencia; no te mezcles en conspiración, pues todo cuanto le plazca puede hacerlo,

    4. ya que la palabra regia es soberana, y ¿quién va a decirle: Qué haces?

    5. Quien se atiene al mandamiento, no sabe de conspiraciones.Y el corazón del sabio sabe el cuándo y el cómo.

    6. Porque todo asunto tiene su cuándo y su cómo.Pues es grande el peligro que acecha al hombre,

    7. ya que éste ignora lo que está por venir, pues lo que está por venir, ¿quién va a anunciárselo?

    8. No es el hombre señor del viento para domeñar al viento.Tampoco hay señorío sobre el día de la muerte, ni hay evasión en la agonía, ni libra la maldad a sus autores.

    9. Todo esto tengo visto al aplicar mi corazón a cuanto pasa bajo el sol, cuando el hombre domina en el hombre para causarle el mal.

    Desigualdades de la vida

    10. Por ejemplo, he visto a gente mala llevada a la tumba. Partieron del Lugar Santo, y se dio al olvido en la ciudad que hubiesen obrado de aquel modo. ¡Otro absurdo!:

    11. que no se ejecute en seguida la sentencia de la conducta del malo, con lo que el corazón de los humanos se llena de ganas de hacer el mal;

    12. que el pecador haga el mal veces ciento, y se le den largas. Pues yo tenía entendido que les va bien a los temerosos de Di-s, a aquellos que ante su rostro temen,

    13. y que no le va bien al malvado, ni alargará sus días como sombra el que no teme ante el rostro de Di-s.

    14. Pues bien, un absurdo se da en la tierra:Hay justos a quienes les sucede cual corresponde a las obras de los malos, y malos a quienes sucede cual corresponde a las obras de los buenos.Digo que este es otro absurdo.

    15. Y yo por mí alabo la alegría, ya que otra cosa buena no existe para el hombre bajo el sol, si no es comer, beber y divertirse; y eso es lo que le acompaña en sus fatigas en los días de vida que Di-s le hubiera dado bajo el sol.

    16. Cuanto más apliqué mi corazón a estudiar la sabiduría y a contemplar el ajetreo que se da sobre la tierra - pues ni de día ni de noche concilian los ojos el sueño -

    17. fui viendo que el ser humano no puede descubrir todas las obras de Di-s, las obras que se realizan bajo el sol. Por más que se afane el hombre en buscar, nada descubre, y el mismo sabio, aunque diga saberlo, no es capaz de descubrirlo.