Jeremías 5 - Nueva Versión Internacional 1999Impiedad de Jerusalén y de Judá1. La corrupción de Jerusalén y de Judá «Recorran las calles de Jerusalén, observen con cuidado, busquen por las plazas. Si encuentran una sola persona que practique la justicia y busque la verdad, yo perdonaré a esta ciudad. 2. Aunque juran: “Por la vida del Señor”, de hecho juran en falso.» 3. Señor, ¿acaso no buscan tus ojos la verdad? Golpeaste a esa gente, y no les dolió, acabaste con ellos, y no quisieron ser corregidos. Endurecieron su rostro más que una roca, y no quisieron arrepentirse. 4. Entonces pensé: «Así es la plebe; siempre actúan como necios, porque no conocen el camino del Señor ni las demandas de su Dios. 5. Me dirigiré a los líderes y les hablaré; porque ellos sí conocen el camino del Señor y las demandas de su Dios.» Pero ellos también quebrantaron el yugo y rompieron las ataduras. 6. Por eso los herirá el león de la selva y los despedazará el lobo del desierto; frente a sus ciudades está el leopardo al acecho, y todo el que salga de ellas será despedazado, pues son muchas sus rebeliones y numerosas sus infidelidades. 7. «¿Por qué habré de perdonarte? Tus hijos me han abandonado, han jurado por los que no son dioses. Cuando suplí sus necesidades, ellos cometieron adulterio y en tropel se volcaron a los prostíbulos. 8. Son como caballos bien cebados y fogosos; todos relinchan por la mujer ajena. 9. ¿Y no los he de castigar por esto? -afirma el Señor-. ¿Acaso no he de vengarme de semejante nación? 10. »Suban por los surcos de esta viña y arrásenla, pero no acaben con ella. Arránquenle sus sarmientos, porque no son del Señor. 11. Pues las casas de Israel y de Judá me han sido más que infieles», afirma el Señor. 12. Ellas han negado al Señor, y hasta dicen: «¡Dios no existe! Ningún mal vendrá sobre nosotros, no sufriremos guerras ni hambre.» 13. Los profetas son como el viento: la palabra del Señor[f] no está en ellos. ¡Que así les suceda! 14. Por eso, así dice el Señor, el Dios Todopoderoso: «Por cuanto el pueblo ha hablado así, mis palabras serán como fuego en tu boca, y este pueblo, como un montón de leña. Ese fuego los consumirá. 15. »Pueblo de Israel, voy a traer contra ustedes una nación lejana, una nación fuerte y antigua, una nación cuyo idioma no conocen, cuyo lenguaje no entienden -afirma el Señor-. 16. Todos ellos son guerreros valientes; sus flechas presagian la muerte. 17. Acabarán con tu cosecha y tu alimento, devorarán a tus hijos e hijas, matarán a tus rebaños y ganados, y destruirán tus viñas y tus higueras. Tus ciudades fortificadas, en las que pusiste tu confianza, serán pasadas a filo de espada. 18. »Sin embargo, aun en aquellos días no los destruiré por completo -afirma el Señor-. 19. Y cuando te pregunten: “¿Por qué el Señor, nuestro Dios, nos ha hecho todo esto?”, tú les responderás: “Así como ustedes me han abandonado y en su propia tierra han servido a dioses extranjeros, así también en tierra extraña servirán a gente extranjera.” 20. »Anuncien esto entre los descendientes de Jacob y proclámenlo en Judá: 21. Escucha esto, pueblo necio e insensato, que tiene ojos pero no ve, que tiene oídos pero no oye. 22. ¿Acaso has dejado de temerme? -afirma el Señor-. ¿No debieras temblar ante mí? Yo puse la arena como límite del mar, como frontera perpetua e infranqueable. Aunque se agiten sus olas, no podrán prevalecer; aunque bramen, no franquearán esa frontera. 23. Pero este pueblo tiene un corazón terco y rebelde; se ha descarriado, ha sido infiel. 24. No reflexionan ni dicen: “Temamos al Señor, nuestro Dios, quien a su debido tiempo nos da lluvia, las lluvias de otoño y primavera, y nos asegura las semanas señaladas para la cosecha.” 25. Las iniquidades de ustedes les han quitado estos beneficios; sus pecados los han privado de estas bendiciones. 26. Sin duda en mi pueblo hay malvados, que están al acecho como cazadores de aves, que ponen trampas para atrapar a la gente. 27. Como jaulas llenas de pájaros, llenas de engaño están sus casas; por eso se han vuelto poderosos y ricos, 28. gordos y pedantes. Sus obras de maldad no tienen límite: no le hacen justicia al huérfano, para que su causa prospere; ni defienden tampoco el derecho de los menesterosos. 29. ¿Y no los he de castigar por esto? ¿No he de vengarme de semejante nación? -afirma el Señor-. 30. »Algo espantoso y terrible ha ocurrido en este país. 31. Los profetas profieren mentiras, los sacerdotes gobiernan a su antojo, ¡y mi pueblo tan campante! Pero, ¿qué van a hacer ustedes cuando todo haya terminado? |