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    Job 29 - Nueva Versión Internacional 1999

    Job recuerda su felicidad anterior

    1. Soliloquio de Job Job, retomando la palabra, dijo:

    2. «¡Cómo añoro los meses que se han ido, los días en que Dios me cuidaba!

    3. Su lámpara alumbraba sobre mi cabeza, y por su luz podía andar entre tinieblas.

    4. ¡Qué días aquellos, cuando yo estaba en mi apogeo y Dios bendecía mi casa con su íntima amistad!

    5. »Cuando aún estaba conmigo el Todopoderoso, y mis hijos me rodeaban;

    6. cuando ante mí corrían ríos de crema, y de las rocas fluían arroyos de aceite;

    7. cuando ocupaba mi puesto en el consejo de la ciudad,[j] y en la plaza pública tomaba asiento,

    8. los jóvenes al verme se hacían a un lado, y los ancianos se ponían de pie;

    9. los jefes se abstenían de hablar y se tapaban la boca con las manos;

    10. los nobles bajaban la voz, y la lengua se les pegaba al paladar.

    11. Los que me oían, hablaban bien de mí; los que me veían, me alababan.

    12. Si el pobre recurría a mí, yo lo ponía a salvo, y también al huérfano, si no tenía quien lo ayudara.

    13. Me bendecían los desahuciados; ¡por mí gritaba de alegría el corazón de las viudas!

    14. De justicia y rectitud me revestía; ellas eran mi manto y mi turbante.

    15. Para los ciegos fui sus ojos; para los tullidos, sus pies.

    16. Fui padre de los necesitados y defensor de los extranjeros.

    17. A los malvados les rompí la cara; ¡de sus fauces les arrebaté la presa!

    18. »Llegué a pensar: “Moriré en mi propia casa; mis días serán incontables como la arena del mar.

    19. Mis raíces llegarán hasta las aguas; el rocío de la noche se quedará en mis ramas.

    20. Mi gloria mantendrá en mí su lozanía, y el arco en mi mano se mantendrá firme.”

    21. »La gente me escuchaba expectante, y en silencio aguardaba mi consejo.

    22. Hablaba yo, y nadie replicaba; mis palabras hallaban cabida[k] en sus oídos.

    23. Expectantes, absorbían mis palabras como quien espera las lluvias tardías.

    24. Si yo les sonreía, no podían creerlo; mi rostro sonriente los reanimaba.[l]

    25. Yo les indicaba el camino a seguir; me sentaba a la cabecera; habitaba entre ellos como un rey entre su tropa, como quien consuela a los que están de luto.