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    Marcos 3 - Nueva Versión Internacional 1999

    El hombre de la mano seca

    1. En otra ocasión entró en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada.

    2. Algunos que buscaban un motivo para acusar a Jesús no le quitaban la vista de encima para ver si sanaba al enfermo en sábado.

    3. Entonces Jesús le dijo al hombre de la mano paralizada: -Ponte de pie frente a todos.

    4. Luego dijo a los otros: -¿Qué está permitido en sábado: hacer el bien o hacer el mal, salvar una vida o matar? Pero ellos permanecieron callados.

    5. Jesús se les quedó mirando, enojado y entristecido por la dureza de su corazón, y le dijo al hombre: -Extiende la mano. La extendió, y la mano le quedó restablecida.

    6. Tan pronto como salieron los fariseos, comenzaron a tramar con los herodianos cómo matar a Jesús.

    La multitud a la orilla del mar

    7. La multitud sigue a Jesús 3:7-12-Mt 12:15-16; Lc 6:17-19 Jesús se retiró al lago con sus discípulos, y mucha gente de Galilea lo siguió.

    8. Cuando se enteraron de todo lo que hacía, acudieron también a él muchos de Judea y Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán y de las regiones de Tiro y Sidón.

    9. Entonces, para evitar que la gente lo atropellara, encargó a sus discípulos que le tuvieran preparada una pequeña barca;

    10. pues como había sanado a muchos, todos los que sufrían dolencias se abalanzaban sobre él para tocarlo.

    11. Además, los espíritus malignos, al verlo, se postraban ante él, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!»

    12. Pero él les ordenó terminantemente que no dijeran quién era él.

    Elección de los doce apóstoles

    13. Nombramiento de los doce apóstoles 3:16-19-Mt 10:2-4; Lc 6:14-16; Hch 1:13 Subió Jesús a una montaña y llamó a los que quiso, los cuales se reunieron con él.

    14. Designó a doce, a quienes nombró apóstoles,[f] para que lo acompañaran y para enviarlos a predicar

    15. y ejercer autoridad para expulsar demonios.

    16. Éstos son los doce que él nombró: Simón (a quien llamó Pedro);

    17. Jacobo y su hermano Juan, hijos de Zebedeo (a quienes llamó Boanerges, que significa: Hijos del trueno);

    18. Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo, hijo de Alfeo; Tadeo, Simón el Zelote

    19. y Judas Iscariote, el que lo traicionó.

    La blasfemia contra el Espíritu Santo

    20. Jesús y Beelzebú 3:23-27-Mt 12:25-29; Lc 11:14-22 Luego entró en una casa, y de nuevo se aglomeró tanta gente que ni siquiera podían comer él y sus discípulos.

    21. Cuando se enteraron sus parientes, salieron a hacerse cargo de él, porque decían: «Está fuera de sí.»

    22. Los maestros de la ley que habían llegado de Jerusalén decían: «¡Está poseído por Beelzebú! Expulsa a los demonios por medio del príncipe de los demonios.»

    23. Entonces Jesús los llamó y les habló en parábolas: «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás?

    24. Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede mantenerse en pie.

    25. Y si una familia está dividida contra sí misma, esa familia no puede mantenerse en pie.

    26. Igualmente, si Satanás se levanta contra sí mismo y se divide, no puede mantenerse en pie, sino que ha llegado su fin.

    27. Ahora bien, nadie puede entrar en la casa de alguien fuerte y arrebatarle sus bienes a menos que primero lo ate. Sólo entonces podrá robar su casa.

    28. Les aseguro que todos los pecados y blasfemias se les perdonarán a todos por igual,

    29. excepto a quien blasfeme contra el Espíritu Santo. Éste no tendrá perdón jamás; es culpable de un pecado eterno.»

    30. Es que ellos habían dicho: «Tiene un espíritu maligno.»

    La madre y los hermanos de Jesús

    31. La madre y los hermanos de Jesús 3:31-33-Mt 12:46-50; Lc 8:19-21 En eso llegaron la madre y los hermanos de Jesús. Se quedaron afuera y enviaron a alguien a llamarlo,

    32. pues había mucha gente sentada alrededor de él. -Mira, tu madre y tus hermanos[g] están afuera y te buscan -le dijeron.

    33. -¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? -replicó Jesús.

    34. Luego echó una mirada a los que estaban sentados alrededor de él y añadió: -Aquí tienen a mi madre y a mis hermanos.

    35. Cualquiera que hace la voluntad de Dios es mi hermano, mi hermana y mi madre.