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jueves, julio 18, 2024
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    Salmos 31 - Nueva Versión Internacional 1999

    Acción de gracias por haber sido librado de la muerte Salmo cantado en la dedicación de la Casa. Salmo de David.

    1. Salmo 31 31:1-4-Sal 71:1-3 Al director musical. Salmo de David. En ti, Señor, busco refugio; jamás permitas que me avergüencen; en tu justicia, líbrame

    2. Inclina a mí tu oído, y acude pronto a socorrerme. Sé tú mi roca protectora, la fortaleza de mi salvación

    3. Guíame, pues eres mi roca y mi fortaleza, dirígeme por amor a tu nombre

    4. Líbrame de la trampa que me han tendido, porque tú eres mi refugio

    5. En tus manos encomiendo mi espíritu; líbrame, Señor, Dios de la verdad.

    6. Odio a los que veneran ídolos vanos; yo, por mi parte, confío en ti, Señor

    7. Me alegro y me regocijo en tu amor, porque tú has visto mi aflicción y conoces las angustias de mi alma

    8. No me entregaste al enemigo, sino que me pusiste en lugar espacioso.

    9. Tenme compasión, Señor, que estoy angustiado; el dolor está acabando con mis ojos, con mi alma, ¡con mi cuerpo!

    10. La vida se me va en angustias, y los años en lamentos; la tristeza está acabando con mis fuerzas, y mis huesos se van debilitando

    11. Por causa de todos mis enemigos, soy el hazmerreír de mis vecinos; soy un espanto para mis amigos; de mí huyen los que me encuentran en la calle

    12. Me han olvidado, como si hubiera muerto; soy como una vasija hecha pedazos

    13. Son muchos a los que oigo cuchichear: «Hay terror por todas partes.» Se han confabulado contra mí, y traman quitarme la vida.

    14. Pero yo, Señor, en ti confío, y digo: «Tú eres mi Dios.»

    15. Mi vida entera está en tus manos; líbrame de mis enemigos y perseguidores

    16. Que irradie tu faz sobre tu siervo; por tu gran amor, sálvame.

    17. Señor, no permitas que me avergüencen, porque a ti he clamado. Que sean avergonzados los malvados, y acallados en el sepulcro

    18. Que sean silenciados sus labios mentirosos, porque hablan contra los justos con orgullo, desdén e insolencia.

    19. Cuán grande es tu bondad, que atesoras para los que te temen, y que a la vista de la gente derramas sobre los que en ti se refugian

    20. Al amparo de tu presencia los proteges de las intrigas humanas; en tu morada los resguardas de las lenguas contenciosas.

    21. Bendito sea el Señor, pues mostró su gran amor por mí cuando me hallaba en una ciudad sitiada

    22. En mi confusión llegué a decir: «¡He sido arrojado de tu presencia!» Pero tú oíste mi voz suplicante cuando te pedí que me ayudaras.

    23. Amen al Señor, todos sus fieles; él protege a los dignos de confianza, pero a los orgullosos les da su merecido

    24. Cobren ánimo y ármense de valor, todos los que en el Señor esperan.