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jueves, julio 18, 2024
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    Hechos 5 - Reina Valera 1858 (Nuevo Testamento)

    Ananías y Safira

    1. UN varon llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una posesion,

    2. y defraudó del precio, sabiéndolo tambien su mujer; y trayendo una parte, la depositó á los piés de los apóstoles^.

    3. Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazon á que mintieses al Espíritu Santo, y defraudáses del precio de la heredad?

    4. quedándose, ¿no se te quedaba á tí? y vendida, ¿no estaba en tu potestad? ¿por qué pusiste esto en tu corazon? no has mentido á los hombres, sino á Dios.

    5. Entonces Ananías, oyendo estas palabras, cayó, y espiró. Y fué hecho un gran temor sobre todos los que lo oyeron.

    6. Y levantándose los mancebos, le tomaron: y sacándole, le sepultaron.

    7. Y pasado espacio como de tres horas, tambien su mujer entró, no sabiendo lo que habia acontecido.

    8. Entonces Pedro le dijo: Díme: ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto.

    9. Y Pedro le dijo: ¿Por qué os concertasteis para tentar al Espíritu del Señor? hé aquí á la puerta los piés de los que han sepultado á tu marido: y te sacarán á sepultar.

    10. Y luego cayó á los piés de él, y espiró: y entrados los mancebos, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto á su marido.

    11. Y fué hecho un gran temor en toda la Iglesia, y en todos los que oyeron estas cosas.

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    12. Y POR las manos de los apóstoles eran hechos muchos milagros y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el portal de Salomón.

    13. Y de los otros, ninguno se osaba juntar con ellos: con todo eso el pueblo los alababa grandemente.

    14. Y los que creian en el Señor se aumentaban mas, así de varones como de mujeres.

    15. Tanto, que echaban los enfermos por las calles, y los ponian en camas y en lechos, para que viniendo Pedro, á lo menos su sombra tocase á alguno de ellos.

    16. Y aun de las ciudades vecínas concurria multitud á Jerusalem, trayendo enfermos, y atormentados de espíritus inmundos: los cuales todos eran curados.

    Pedro y Juan son perseguidos

    17. ENTONCES levantándose el príncipe de los sacerdotes, y todos los que estaban con él, que es la herejía de los Saducéos, fueron llenos de zelo.

    18. Y echaron mano á los apóstoles, y los pusieron en la cárcel pública.

    19. Mas el ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel, y sacándolos, dijo:

    20. Id, y estando en el templo, hablad al pueblo todas las cosas de esta vida.

    21. Ellos entonces, como oyeron, entraron por la mañana en el templo, y enseñaban. Viniendo pues el príncipe de los sacerdotes, y los que eran con él, convocaron el concilio, y á todos los ancianos de los hijos de Israél; y enviaron á la cárcel, para que fuesen traidos.

    22. Y como vinieron los servidores no los hallaron en la cárcel, y vueltos, dieron aviso,

    23. diciendo: Cierto la cárcel hallamos cerrada con toda diligencia, y los guardas que estaban delante de las puertas: mas como abrimos, á nadie hallamos dentro.

    24. Entonces como oyeron estas palabras el pontífice, y el magistrado del templo, y los príncipes de los sacerdotes, dudaban que seria hecho de ellos.

    25. Y viniendo uno, les avisó: Hé aquí, los varones que echasteis en la cárcel, están en el templo, y enseñan al pueblo.

    26. Entonces el magistrado fué con los servidores, y los trajo sin violencia, porque tenian miedo del pueblo, de ser apedreados.

    27. Y como los trajeron, los presentaron en el concilio: entonces el príncipe de los sacerdotes les preguntó,

    28. diciendo: ¿No os denunciamos denunciando, que no enseñáseis en este nombre? y hé aquí, habeis llenado á Jerusalem de vuestra doctrina, ¿y quereis echar sobre nosotros la sangre de este hombre?

    29. Y respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Obedecer es menester á Dios mas que á los hombres.

    30. El Dios de nuestros padres levantó á Jesus, al cual vosotros matasteis colgándole en el madero:

    31. á este enalteció Dios con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar á Israél penitencia y remision de pecados:

    32. y nosotros le somos testigos de estas cosas, y tambien el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios á los que le han obedecido.

    33. Ellos oyendo esto regañaban, y consultaban de matarlos.

    34. Entonces levantándose en el concilio un Fariséo, llamado Gamaliél, doctor de la ley, venerable á todo el pueblo, mandó que sacasen fuera un poco á los apóstoles,

    35. y les dijo: Varones Israelitas, mirad por vosotros acerca de estos hombres en lo que habeis de hacer.

    36. Porque antes de estos dias fué un Teudas, diciendo que era alguien; al cual se allegaron un número de varones, como cuatrocientos, el cual fué matado: y todos los que le creyeron, fueron disipados, y vueltos en nada.

    37. Despues de este fué Judas el Galiléo en los dias del empadronamiento; y llevó mucho pueblo tras sí: pereció tambien aquel, y todos los que consintieron con él, fueron derramados.

    38. Y ahora os digo, dejáos de estos hombres, y dejádlos: porque si este consejo, ó esta obra, es de los hombres, se desvanecerá.

    39. Mas si es de Dios, no la podreis deshacer: porque no parezca que quereis repugnar á Dios.

    40. Y consintieron con él: y llamando á los apóstoles, habiendolos azotado, les denunciaron que no hablasen en el nombre de Jesus, y los soltaron.

    41. Mas ellos iban gozosos de delante del concilio, de que fuesen tenidos por dignos de padecer afrenta por el nombre de Jesus.

    42. Y todos los dias no cesaban en el templo, y por las casas, enseñando, y predicando el evangelio de Jesu Cristo.