Marcos 5 - Reina Valera 1858 (Nuevo Testamento)El endemoniado gadareno1. Y VINIERON de la otra parte de la mar á la provincia de los Gadarenos. 2. Y salido él del navío, luego le salió al encuentro de los sepulcros un hombre con un espíritu inmundo, 3. que tenia manida en los sepulcros, y ni aun con cadenas le podia alguien atar: 4. porque muchas veces habia sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habian sido hechas pedazos de él, y los grillos desmenuzados; y nadie le podia domar. 5. Y siempre de dia y de noche andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, é hiriéndose á las piedras. 6. Y como vió á Jesus de lejos, corrió, y le adoró; 7. y clamando á gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesus, hijo del Dios Altísimo? te conjuro por Dios que no me atormentes. 8. Porque le decia: Sal de este hombre, espíritu inmundo. 9. Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió, diciendo: Legion me llamo: porque somos muchos. 10. Y le rogaba mucho que no le echase fuera de aquella provincia. 11. Y estaba allí cerca de los montes una grande manada de puercos paciendo. 12. Y le rogaron todos aquellos demonios, diciendo: Envíanos á los puercos para que entremos en ellos. 13. Y les permitió luego Jesus, y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los puercos; y la manada cayó por un despeñadero en la mar, los cuales eran como dos mil, y se ahogaron en la mar. 14. Y los que apacentaban los puercos huyeron, y dieron aviso en la ciudad y en los campos. Y salieron para ver que era aquello que habia acontecido. 15. Y vienen á Jesus, y ven al que habia sido atormentado del demonio, sentado, y vestido, y en seso el que habia tenido la legion; y tuvieron temor. 16. Y les contaron los que lo habian visto, como habia acontecido al que habia tenido el demonio, y de los puercos. 17. Y comenzaron á rogarle que se fuese de los términos de ellos. 18. Y entrando él en el navío, le rogaba el que habia sido fatigado del demonio, para estar con él. 19. Mas Jesus no le permitió, sino le dijo: Véte á tu casa á los tuyos, y cuéntales cuan grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y como ha tenido misericordia de tí. 20. Y se fué, y comenzó á predicar en Decápolis cuan grandes cosas Jesus habia hecho con él; y todos se maravillaban. La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús21. Y PASANDO otra vez Jesus en un navío de la otra parte, se juntó á él gran compañía; y estaba junto á la mar, 22. y vino uno de los príncipes de la sinagoga llamado Jairo; y como le vió, se postró á sus piés, 23. y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está á la muerte: ven y pondrás las manos sobre ella, para que sea salva, y vivirá. 24. Y fué con él, y le seguia gran compañía, y le apretaban. 25. Y una mujer que estaba con flujo de sangre doce años hacia, 26. y habia sufrido mucho de muchos médicos, y habia gastado todo lo que tenia, y nada habia aprovechado, antes le iba peor, 27. como oyó decir de Jesus, vino en la compañía por las espaldas, y tocó su vestido. 28. Porque decia: Si yo tocare tan solamente su vestido, seré salva. 29. Y luego la fuente de su sangre se secó, y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. 30. Y Jesus luego conociendo en sí mismo la virtud que habia salido de él, volviéndose á la compañía, dijo: ¿Quién ha tocado a mis vestidos? 31. Y le dijeron sus discípulos: Ves que la compañía te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado? 32. Y él miraba al rededor por ver a la que habia hecho esto. 33. Entonces la mujer temiendo y temblando, sabiendo lo que en sí habia sido hecho, vino, y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad. 34. Y el le dijo: Hija, tu fé te ha hecho salva: vé en paz, y sé sana de tu azote. 35. Hablando aun él, vinieron del príncipe de la sinagoga, diciendo: Tu hija es muerta: ¿para qué fatigas mas al Maestro? 36. Mas Jesus luego, en oyendo esta razon que se decia, dijo al príncipe de la sinagoga: No temas: cree solamente. 37. Y no permitió que alguno viniese tras él, sino Pedro, y Jacobo, y Juan hermano de Jacobo. 38. Y vino á casa del príncipe de la sinagoga, y vió el alboroto, los que lloraban y gemian mucho. 39. Y entrando les dice: ¿Por qué os alborotais, y llorais? la muchacha no es muerta, mas duerme. 40. Y hacian burla de él: mas el, echados fuera todos, toma al padre y á la madre de la muchacha, y á los que estaban con él, y entra donde estaba la muchacha echada. 41. Y tomando la mano de la muchacha, le dice: Talitha cumi; que es, si lo interpretares: Muchacha, á tí digo, levántate. 42. Y luego la muchacha se levantó, y andaba; porque tenia doce años: y se espantaron de grande espanto. 43. Mas él les mandó mucho que nadie lo supiese; y dijo que diesen á la muchacha de comer. |