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jueves, julio 18, 2024
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    Mateo 12 - Reina Valera 1858 (Nuevo Testamento)

    Los discípulos recogen espigas en el día de reposo

    1. EN aquel tiempo iba Jesus por unos sembrados en sábado; y sus discípulos tenian hambre, y comenzaron á coger espigas, y á comer.

    2. Y viéndolo los Fariséos, le dijeron: Hé aquí, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado.

    3. Y él les dijo: ¿No habeis leido, qué hizo David, teniendo hambre él, y los que estaban con él?

    4. ¿Cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposicion, que no le era lícito comer de ellos, ni a los que estaban con él, sino á solos los sacerdotes?

    5. O ¿no habeis leido en la ley, que los sábados en el templo los sacerdotes profanan el sábado, y son sin culpa?

    6. Pues os digo, que mayor que el templo está aquí.

    7. Mas si supiéseis qué es: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenariais á los inocentes.

    8. Porque Señor es aun del sábado el Hijo del hombre.

    El hombre de la mano seca

    9. Y partiéndose de allí, vino á la sinagoga de ellos.

    10. Y hé aquí, habia allí uno que tenia una mano seca; y le preguntaron, diciendo: ¿Es lícito curar en sábado? por acusarle.

    11. Y él les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si cayere esta en una fosa en sábado, no le eche mano, y la levante?

    12. ¿Pues cuánto mas vale un hombre que una oveja? Así que licito es en los sábados hacer bien.

    13. Entonces dijo á aquel hombre: extiende tu mano. Y él la extendió, y le fué restituida sana como la otra.

    14. Y salidos los Fariséos consultaron contra él para destruirle.

    El siervo escogido

    15. Mas sabiéndolo Jesus, se apartó de allí; y le siguieron muchas compañías, y sanaba á todos.

    16. Y él les defendia rigurosamente, que no le descubriesen:

    17. para que se cumpliese lo que estaba dicho por el profeta Isaías, que dijo:

    18. Hé aquí mi siervo, al cual he escogido, mi amado, en el cual se agrada mi alma: pondré mi Espíritu sobre él, y á los Gentiles anunciará juicio;

    19. no contenderá, ni voceará, ni nadie oirá en las calles su voz:

    20. la caña cascada no quebrará; y el pábilo que humea no apagará, hasta que saque á victoria el juicio;

    21. y en su nombre esperarán los Gentiles.

    La blasfemia contra el Espíritu Santo

    22. ENTONCES fué traido á él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo hablaba y veia.

    23. Y las compañías estaban fuera de sí, y decian: ¿Es este aquel Hijo de David?

    24. Mas los Fariséos, oyéndolo, decian: Este no echa fuera los demonios, sino por Beelzebub, príncipe de los demonios.

    25. Y Jesus, como sabia los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo es desolado; y toda ciudad ó casa, dividida contra sí misma, no permanecerá.

    26. Y Si Satanás echa fuera á Satanás, contra sí mismo está dividido: ¿cómo, pues, permanecerá su reino?

    27. Y Si yo por Beelzebub echo fuera los demonios, ¿vuestros hijos, por quién los echan? Por tanto ellos serán vuestros jueces.

    28. Y si por Espíritu de Dios yo echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado á vosotros el reino de Dios.

    29. Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del valiente, y saquear sus alhajas, si primero no prendiere al valiente? y entonces saqueará su casa.

    30. El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no coge, derrama.

    31. Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado á los hombres: mas la blasfemia del Espíritu no será perdonada á los hombres.

    32. Y cualquiera que hablare contra el Hijo del hombre, le será perdonado: mas cualquiera que hablare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo, ni en el venidero.

    33. O haced el árbol bueno, y su fruto bueno; ó haced el árbol podrido, y su fruto podrido: porque del fruto es conocido el árbol.

    34. Generacion de víboras, ¿cómo podeis hablar bien, siendo malos? porque de la abundancia del corazon habla la boca.

    35. El buen hombre del buen tesoro del corazon saca buenas cosas; y el mal hombre del mal tesoro saca malas cosas.

    36. Mas yo os digo, que toda palabra ociosa que hablaren los hombres, de ella darán cuenta en el dia del juicio.

    37. Porque de tus palabras serás justificado, y de tus palabras seras condenado.

    La generación perversa demanda señal

    38. Entonces respondieron unos de los escribas y de los Fariséos, diciendo: Maestro, deseamos ver de tí señal.

    39. Y él respondió, y les dijo: La generacion mala y adulterina demanda señal: mas señal no le será dada, sino la señal de Jonás profeta.

    40. Porque como estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres dias y tres noches, así estará el Hijo del hombre en el corazon de la tierra tres dias y tres noches.

    41. Los de Nínive se levantarán en juicio con esta generacion, y la condenarán: porque ellos hicieron penitencia á la predicacion de Jonás; y hé aquí, mas que Jonás en este lugar.

    42. La reina del austro se levantará en juicio con esta generacion, y la condenará: porque vino de los fines de la tierra para oir la sabiduría de Salomón; y hé aquí, mas que Salomón en este lugar.

    El espíritu inmundo que vuelve

    43. Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, anda por lugares secos buscando reposo, y no hallándole.

    44. Entonces dice: Me volveré á mi casa, de donde salí. Y cuando viene, la halla desocupada, barrida, y adornada.

    45. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados moran allí; y son peores las postreras del tal hombre, que sus primeras. Así tambien acontecerá á esta generacion mala.

    La madre y los hermanos de Jesús

    46. Y ESTANDO él aun hablando á las compañías, hé aquí, su madre y sus hermanos estaban fuera, que le querian hablar.

    47. Y le dijo uno: Hé aquí, tu madre y tus hermanos están fuera, que te quieren hablar.

    48. Y respondiendo él al que le decia esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?

    49. Y extendiendo su mano hácia sus discípulos, dijo: Hé aquí, mi madre y mis hermanos.

    50. Porque todo aquel que hiciere la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre.