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viernes, julio 19, 2024
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    Mateo 18 - Reina Valera 1858 (Nuevo Testamento)

    ¿Quién es el mayor?

    1. EN aquel tiempo se llegaron los discípulos á Jesus, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?

    2. Y llamando Jesus un niño, le puso en medio de ellos,

    3. Y dijo: De cierto os digo, que si no os volviéreis, y fuéreis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

    4. Así que cualquiera que se bajare como este niño, este es el mayor en el reino de los cielos.

    5. Y cualquiera que recibiere á un tal niño en mi nombre, á mí recibe.

    Ocasiones de caer

    6. Y cualquiera que ofendiere á alguno de estos pequeños, que creen en mí, mejor le fuera que le fuera colgada del cuello una piedra de molino de asno, y que fuera anegado en el profundo de la mar.

    7. ¡Ay del mundo por los escándalos! porque necesario es que vengan escándalos: mas ¡ay de aquel hombre, por el cual viene el escándalo!

    8. Por tanto, si tu mano ó tu pié te fuere ocasion de caer, córtalos y échalos de tí: mejor te es entrar cojo ó manco á la vida, que teniendo dos manos ó dos piés ser echado al fuego eterno.

    9. Y si tu ojo te es ocasion de caer, sácale, y échale de tí: que mejor te es entrar con un ojo á la vida, que teniendo dos ojos ser echado al quemadero del fuego.

    Parábola de la oveja perdida

    10. Mirad no tengais en poco á alguno de estos pequeños: porque yo os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre la cara de mi Padre, que está en los cielos.

    11. Porque el Hijo del hombre es venido para salvar lo que se habia perdido.

    12. ¿Qué os parece? Si tuviese algun hombre cien ovejas, y se perdiese una de ellas, ¿no iria por los montes, dejadas las noventa y nueve, á buscar la que se habia perdido?

    13. Y si aconteciese hallarla, de cierto os digo, que mas se goza de aquella, que de las noventa y nueve que no se perdieron.

    14. Así no es la voluntad de vuestro Padre, que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.

    Cómo se debe perdonar al hermano

    15. Por tanto si tu hermano pecare contra tí, vé, y redargúyele entre tí y él solo: si te oyere, has ganado á tu hermano.

    16. Mas, si no te oyere, toma aun contigo uno ó dos, para que en boca de dos ó de tres testigos conste toda palabra.

    17. Y si no oyere á ellos, dílo á la congregacion; y si no oyere á la congregacion ténle por un étnico, y un publicano.

    18. De cierto os digo que todo lo que ligáreis en la tierra, será ligado en el cielo; y todo lo que desatáreis en la tierra, será desatado en el cielo.

    19. Tambien os digo, que si dos de vosotros consintieren en la tierra, de toda cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre, que está en los cielos.

    20. Porque donde están dos ó tres congregados en mi nombre, ahí estoy en medio de ellos.

    21. ENTONCES Pedro llegándose á él, dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré á mi hermano que pecare contra mí? ¿hasta siete?

    22. Jesus le dice: No te digo hasta siete, mas aun hasta setenta veces siete.

    Los dos deudores

    23. Por lo cual el reino de los cielos es semejante á un hombre rey, que quiso hacer cuentas con sus siervos.

    24. Y comenzando á hacer cuentas, le fué presentado uno que le debia diez mil talentos.

    25. Mas á este, no pudiendo pagar, mandó su señor vender á el, y á su mujer, é hijos, con todo lo que tenia, y pagar.

    26. Entonces aquel siervo postrado le adoraba, diciendo: Señor, deten la ira para conmigo, y todo te lo pagaré.

    27. El señor movido á misericordia de aquel siervo, le soltó, y le perdonó la deuda.

    28. Y saliendo aquel siervo, halló uno de sus compañeros, que le debia cien denarios; y trabando de él, le ahogaba, diciendo: Paga lo que debes.

    29. Entonces su compañero, postrándose á sus piés, le rogaba, diciendo: Deten la ira para conmigo, y todo te lo pagaré.

    30. Mas él no quiso, sino fué, y le echó en la cárcel hasta que pagase la deuda.

    31. Entonces su señor enojado le entregó á los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debia.

    32. Entonces llamándole su señor, le dice: Mal siervo, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste:

    33. ¿no te convenia tambien á tí tener misericordia de tu compañero, como tambien yo tuve misericordia de tí?

    35. Así tambien hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáreis de vuestros corazones cada uno á vuestros hermanos sus ofensas.