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jueves, julio 18, 2024
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    Mateo 5 - Reina Valera 1858 (Nuevo Testamento)

    El Sermón del monte: Las bienaventuranzas

    1. Y VIENDO Jesus las compañías, subió en el monte; y sentándose él, se llegaron á él sus discípulos.

    2. Y abriendo él su boca, los enseñaba, diciendo:

    3. Bienaventurados los pobres en espíritu porque de ellos es el reino de los cielos.

    4. Bienaventurados los tristes: porque ellos recibirán consolacion.

    5. Bienaventurados los mansos: porque ellos recibirán la tierra por herencia.

    6. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia: porque ellos serán hartos.

    7. Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos alcanzarán misericordia.

    8. Bienaventurados los de limpio corazon: porque ellos verán á Dios.

    9. Bienaventurados los pacíficos: porque ellos serán llamados hijos de Dios.

    10. Bienaventurados los que padecen persecucion por causa de la justicia: porque de ellos es el reino de los cielos.

    11. Bienaventurados sois, cuando dijeren mal de vosotros, y os persiguieren, y dijeren de vosotros todo mal por mi causa, mintiendo.

    12. Gozáos y alegráos: porque vuestro salario es grande en los cielos: que así persiguieron á los profetas que fueron antes de vosotros.

    La sal de la tierra

    13. Vosotros sois la sal de la tierra; y si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? no vale mas para nada, sino que sea echada fuera, y sea hollada de los hombres.

    La luz del mundo

    14. Vosotros sois la luz del mundo. La ciudad asentada sobre el monte no se puede esconder:

    15. ni se enciende el candil, y se pone debajo de un almud, mas en el candelero, y alumbra á todos los que están en casa.

    16. Así pues alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen á vuestro Padre que está en los cielos.

    Jesús y la ley

    17. No penseis que he venido para desatar la ley, ó los profetas: no he venido para desatarla, mas para cumplirla.

    18. Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota, ni un tilde perecerá de la ley, que todas las cosas no sean hechas.

    19. De manera que cualquiera que desatare uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare á los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos: mas cualquiera que hiciere, y enseñare, este será llamado grande en el reino de los cielos.

    20. Porque yo os digo, que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y de los Fariséos, no entrareis en el reino de los cielos.

    Jesús y la ira

    21. Oisteis que fué dicho á los antiguos: No matarás: mas cualquiera que matare, será culpado de juicio:

    22. yo pues os digo, que cualquiera que se enojare locamente con su hermano, será culpado de juicio; y cualquiera que dijere á su hermano: Raca, será culpado de concilio; y cualquiera que á su hermano dijere: Loco, será culpado del quemadero del fuego.

    23. Por tanto si trajeres tu presente al altar, y allí te acordares que tu hermano tiene algo contra tí,

    24. deja allí tu presente delante del altar, y vé: vuelve primero en amistad con tu hermano, y entonces vé, y ofrece tu presente.

    25. Sé amigo de tu adversario presto, entre tanto que estás con él en el camino: porque no acontezca que el adversario te entregue al juez, y el juez te entregue al alguacil; y seas echado en prision.

    26. De cierto te digo, que no saldrás de allí, hasta que pagues el postrer cornado.

    Jesús y el adulterio

    27. Oisteis que fué dicho á los antiguos: No adulterarás:

    28. yo pues os digo, que cualquiera que mira la mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazon.

    29. Por tanto si tu ojo derecho te fuere ocasion de caer, sácale, y échale de tí: que mejor te es, que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea echado al quemadero.

    30. Y si tu mano derecha te fuere ocasion de caer, córtala, y échala de tí: que mejor te es, que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea echado al quemadero.

    Jesús y el divorcio

    31. Tambien fué dicho: Cualquiera que enviare su mujer, déle carta de divorcio:

    32. mas yo os digo, que el que enviare su mujer, fuera de causa de fornicacion, hace que ella adultere; y el que se casare con la enviada, comete adulterio.

    Jesús y los juramentos

    33. Tambien, oisteis que fué dicho á los antiguos: No te perjurarás: mas pagarás al Señor tus juramentos:

    34. yo pues os digo: No jureis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios;

    35. ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalem, porque es la ciudad del gran Rey;

    36. ni por tu cabeza jurarás: porque no puedes hacer un cabello blanco ó negro;

    37. mas sea vuestro hablar, Sí, sí: No, no: porque lo que es mas de esto, de mal procede.

    El amor hacia los enemigos

    38. Oisteis que fué dicho á los antiguos: Ojo por ojo, y diente por diente:

    39. mas yo os digo: No resistais con mal: antes á cualquiera que te hiriere en tu mejilla diestra, vuélvele tambien la otra.

    40. Y al que quisiere ponerte á pleito, y tomarte tu ropa, déjale tambien la capa.

    41. Y á cualquiera que te cargare por una legua, vé con él dos.

    42. Al que te pidiere, dále; y al que quisiere tomar de tí emprestado, no le rehuses.

    43. Oisteis que fué dicho: Amarás á tu prójimo; y aborrecerás á tu enemigo:

    44. yo pues os digo: Amad á vuestros enemigos: bendecid á los que os maldicen: haced bien á los que os aborrecen; y orad por los que os calumnian y os persiguen:

    45. para que seais hijos de vuestro Padre que está en los cielos: que hace que su sol salga sobre malos y buenos; y llueve sobre justos é injustos.

    46. Porque si amáreis á los que os aman, ¿qué salario tendreis? ¿No hacen tambien lo mismo los publicanos?

    47. Y si abrazáreis á vuestros hermanos solamente, ¿qué haceis de mas? ¿No hacen tambien así los publicanos?

    48. Sed pues vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.