Mateo 9 - Reina Valera 1858 (Nuevo Testamento)Jesús sana a un paralítico1. ENTONCES entrando en el navío, pasó de la otra parte, y vino á su ciudad. 2. Y, hé aquí, le trajeron un paralítico echado en una cama: y viendo Jesus la fé de ellos, dijo al paralítico: Confia, hijo; tus pecados te son perdonados. 3. Y, hé aquí, algunos de los escribas decian dentro de sí: Este blasfema. 4. Y viendo Jesus sus pensamientos, dijo: ¿Por qué pensais mal en vuestros corazones? 5. ¿cuál es mas fácil, decir: los pecados te son perdonados; ó decir: Levántate, y anda? 6. mas porque sepais que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y véte á tu casa. 7. Entonces él se levantó, y se fué á su casa. 8. Y las compañías viéndolo, se maravillaron, y glorificaron á Dios, que hubiese dado tal potestad á hombres. Llamamiento de Mateo9. Y PASANDO Jesus de allí, vió á un hombre, que estaba sentado al banco de los públicos tributos, el cual se llamaba Matéo, y dícele: Sígueme. Y se levantó, y le siguió. 10. Y aconteció que estando él sentado á la mesa en casa, hé aquí que muchos publicanos y pecadores, que habian venido, se sentaron juntamente á la mesa con Jesus y sus discípulos. 11. Y viendo esto los Fariséos, dijeron á sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? 12. Y oyéndolo Jesus, les dijo: los que están sanos, no tienen necesidad de médico; sino los enfermos. 13. Andad, antes aprended qué cosa es: Misericordia quiero, y no sacrificio: Porque no he venido á llamar los justos, sino los pecadores á penitencia.* * A enmienda, á conversion. La pregunta sobre el ayuno14. Entonces los discípulos de Juan vienen á él, diciendo: ¿Por qué nosotros y los Fariséos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan? 15. Y les dijo Jesus: ¿Pueden los que son de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Mas vendrán dias, cuando el esposo será quitado de ellos, y entonces ayunarán. 16. Y nadie echa remiendo de paño recio en vestido viejo: porque el tal remiendo tira del vestido, y se hace peor rotura. 17. Ni echan vino nuevo en cueros viejos: de otra manera los cueros se rompen, y el vino se derrama, y se pierden los cueros: mas echan el vino nuevo en cueros nuevos; y lo uno y lo otro se conserva juntamente. La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús18. HABLANDO él estas cosas á ellos, hé aquí, un principal vino, y le adoró, diciendo: Mi hija es muerta poco há: mas ven, y pon tu mano sobre ella, y vivirá. 19. Y se levantó Jesus, y le siguió, y sus discípulos. 20. Y, hé aquí, una mujer enferma de flujo de sangre doce años habia, llegándose por detrás, tocó la fimbria de su vestido: 21. porque decia entre sí: Si tocare solamente su vestido, seré libre. 22. Mas Jesus volviéndose, y mirándola, dijo: Confia, hija, tu fé te ha librado. Y la mujer fué libre desde aquella hora. 23. Y venido Jesus á casa del principal, viendo los tañedores de flautas, y la compañía que hacia bullicio, 24. díceles: Apartáos, que la moza no es muerta; mas duerme. Y se burlaban de él. 25. Y como la compañía fué echada fuera, entró, y la tomó de la mano; y la moza se levantó. 26. Y salió esta fama por toda aquella tierra. Dos ciegos reciben la vista27. Y pasando Jesus de allí, le siguieron dos ciegos dando voces, y diciendo: Ten misericordia de nosotros, Hijo de David. 28. Y venido á casa, vinieron á él los ciegos; y Jesus les dice: ¿Creeis que puedo hacer esto? Ellos dicen: Sí, Señor. 29. Entonces tocó los ojos de ellos, diciendo: Conforme á vuestra fé os sea hecho. 30. Y los ojos de ellos fueron abiertos; y Jesus les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad, nadie lo sepa. 31. Mas ellos salidos, divulgaron su fama por toda aquella tierra. Un mudo habla32. Y saliendo ellos, hé aquí, le trajeron un hombre mudo, endemoniado. 33. Y echado fuera el demonio, el mudo habló. Y las compañías se maravillaron, diciendo: Nunca ha sido vista cosa semejante en Israél. 34. Mas los Fariséos decian: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios. La mies es mucha35. Y RODEABA Jesus por todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad, y toda flaqueza en el pueblo. 36. Y viendo las compañías, tuvo misericordia de ellas: que eran derramados y esparcidos, como ovejas que no tienen pastor. 37. Entonces dice á sus discípulos: A la verdad la mies es mucha: mas los obreros, pocos: 38. rogad pues al Señor de la mies, que envie obreros á su mies. |