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miércoles, julio 17, 2024
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    2 Reyes 4 - Reina Valera 1862

    El aceite de la viuda

    1. UNA mujer de las mujeres de los hijos de los profetas clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido es muerto: y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová: y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos.

    2. Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? declárame que tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una botija de aceite.

    3. Y él le dijo: Vé, y demándate vasos emprestados de todos tus vecinos, vasos vacíos, no pocos.

    4. Y entra y cierra la puerta tras tí, y tras tus hijos: y echa en todos los vasos, y en estando uno lleno, pónlo a parte.

    5. Y partió la mujer de él, y cerró la puerta tras sí y tras sus hijos, y ellos le llegaban los vasos, y ella echaba del aceite.

    6. Y como los vasos fueron llenos, dijo a su hijo: Llégame aun otro vaso. Y él dijo: No hay más vasos. Entónces el aceite cesó.

    7. Y ella vino, y díjolo al varón de Dios; el cual le dijo: Vé, y vende este aceite, y paga a tus acreedores: y tú y tus hijos vivíd de lo que quedare.

    Eliseo y la sunamita

    8. Aconteció también, que un día Eliseo pasaba por Suna: y había allí una mujer principal, la cual le constriñó a que comiese del pan: y así cuando pasaba por allí, veníase a su casa a comer del pan.

    9. Y ella dijo a su marido: He aquí, ahora yo entiendo que este, que siempre pasa por nuestra casa, es varón de Dios santo.

    10. Yo te ruego que hagamos una pequeña cámara de paredes, y pongamos en ella cama, y mesa, y silla, y candelero, para que cuando viniere a nuestra casa, se recoja en ella.

    11. Y aconteció, que un día él vino por allí, y recogióse en aquella cámara, y durmío en ella.

    12. Entónces dijo a Giezi su criado: Llama a esta Sunamita. Y como él la llamó, ella pareció delante de él.

    13. Y él le dijo: Díle: He aquí, tú has estado solícita por nosotros en todo este cuidado: ¿qué quieres que haga por tí? ¿Has menester que hable por tí al rey, o al general del ejército? Y ella respondió: Yo habito en medio de mi pueblo.

    14. Y él dijo: ¿Qué pues haremos por ella? Y Giezi respondió: He aquí ella no tiene hijo, y su marido es viejo.

    15. Y él dijo: Llámala: y él la llamó: y ella se paró a la puerta.

    16. Y él le dijo: A este tiempo según el tiempo de la vida, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva.

    17. Y la mujer concibió, y parió un hijo a aquel mismo tiempo que Eliseo le había dicho, según el tiempo de la vida.

    18. Y como el niño fué grande aconteció, que un día salió a su padre a los segadores.

    19. Y dijo a su padre: Mi cabeza, mi cabeza. Y él dijo a un criado: Llévale a su madre.

    20. Y como él le tomó, y le trajo a su madre, estuvo sentado sobre sus rodillas hasta mediodía, y murióse.

    21. Ella entónces subió, y púsole sobre la cama del varón de Dios: y cerró la puerta sobre él, y salió:

    22. Y llamando a su marido, díjole: Ruégote que envies conmigo a alguno de los criados, y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios, y vuelva.

    23. Y él dijo: ¿Para qué has de ir a él hoy? no es nueva luna ni sábado. Y ella respondió: Paz.

    24. E hizo enalbardar un asna, y dijo al mozo: Guia y anda, y no me hagas detener para que suba, sino cuando yo te lo dijere.

    25. Y partiéndose vino al varón de Dios al monte del Carmelo, y cuando el varón de Dios la vió de léjos, dijo a su criado Giezi: He allí la Sunamita.

    26. Yo te ruego que vayas ahora corriendo a recibirla, y díle: ¿Tienes paz, y tu marido, y tu hijo? Y ella dijo: Paz.

    27. Y ella vino al varón de Dios en el monte, y asió de sus piés, y llegó Giezi para quitarla: mas el varón de Dios le dijo: Déjala; porque su alma está en amargura, y Jehová me lo ha encubierto, y no me lo ha revelado.

    28. Y ella dijo: ¿Pedí yo hijo a mi señor? ¿No dije yo, que no burlases de mi?

    29. Entónces él dijo a Giezi: Ciñe tus lomos, y toma mi bordón en tu mano, y vé, y si alguno te encontrare, no le saludes, y si alguno te saludare, no le respondas. Y pondrás mi bordón sobre el rostro del niño.

    30. Entónces dijo la madre del niño: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré.

    31. Él entónces se levantó, y siguióla. Y Giezi había ido delante de ellos, y había puesto el bordón sobre el rostro del niño, mas ni tenía voz ni sentido, y así se había vuelto para encontrar a Eliseo, y declaróselo, diciendo: El mozo no despierta.

    32. Y venido Eliseo a la casa, he aquí el niño que estaba tendido muerto sobre su cama.

    33. Y entrando él, cerró la puerta sobre ámbos, y oró a Jehová.

    34. Y subió, y echóse sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre los ojos de él, y sus manos sobre las manos de él: y así se tendió sobre él, y la carne del mozo se calentó.

    35. Y volviendo paseóse por casa a una parte y a otra, y después subió, y tendióse sobre él, y el mozo estornudó siete veces, y abrió sus ojos.

    36. Entónces él llamó a Giezi, y díjole: Llama a esta Sunamita. Y él la llamó: y entrando ella, él le dijo: Toma tu hijo.

    37. Y ella entró, y echóse a sus piés, e inclinóse a tierra, y tomó su hijo, y se salió.

    Milagros en beneficio de los profetas

    38. Y volvióse Eliseo a Gálgala. Y hubo grande hambre en la tierra. Entónces los hijos de los profetas estaban con él: y dijo a su criado: Pon una grande olla, y haz potaje para los hijos de los profetas.

    39. Y salió uno al campo a coger yerbas: y halló una parra montés, y cogió de ella uvas monteses su ropa llena: y volvió, y cortólas en la olla del potaje: porque no sabían lo que era.

    40. Y echó de comer a los varones: y fué que comiendo ellos de aquel guisado, dieron voces, diciendo: Varón de Dios, la muerte en la olla. Y no lo pudieron comer.

    41. El entónces dijo: Traed harina. Y esparcióla en la olla, y dijo: Echa de comer al pueblo. Y no hubo más mal en la olla.

    42. Ítem, un varón vino de Baal-salisa, el cual trajo al varón de Dios, panes de primicias, veinte panes de cebada, y espigas de trigo nuevo en su espiga. Y él dijo: Dá al pueblo, y coman.

    43. Y respondió el que le servía: ¿Cómo pondré esto delante de cien varones? Y él torno a decir: Dá al pueblo, y coman: porque Jehová dijo así: Comerán, y sobrará.

    44. Entónces él lo puso delante de ellos: y comieron, y sobróles conforme a la palabra de Jehová.