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miércoles, julio 17, 2024
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    Apocalipsis 5 - Reina Valera 1862

    El rollo y el Cordero

    1. Y VÍ en la mano derecha del que estaba sentado sobre el trono un libro escrito de dentro y de fuera, sellado con siete sellos.

    2. Y ví un fuerte ángel, predicando en alta voz: ¿Quién es digno de abrir el libro, y de desatar sus sellos?

    3. Y ninguno podía, ni en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra, abrir el libro, ni mirarlo.

    4. Y yo lloraba mucho, porque no había sido hallado ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.

    5. Y uno de los ancianos me dice: No llores: he aquí, el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, que ha prevalecido para abrir el libro, y desatar sus siete sellos.

    6. Y miré; y, he aquí, en medio del trono, y de los cuatro animales, y en medio de los ancianos, estaba un Cordero en pié como uno que hubiera sido inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados en toda la tierra.

    7. Y él vino, y tomó el libro de la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono.

    8. Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro animales, y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero, teniendo cada uno arpas, y tazones de oro llenos de perfumes, que son las oraciones de los santos:

    9. Y cantaban una nueva canción, diciendo: Digno eres de tomar el libro, y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y nos has redimido para Dios con tu sangre, de todo linaje, y lengua, y pueblo, y nación:

    10. Y nos has hecho para nuestro Dios, reyes y sacerdotes; y reinarémos sobre la tierra.

    11. Y miré, y oí voz de muchos ángeles al derredor del trono, y de los animales, y de los ancianos; y el número de ellos era miriadas de miriadas, y millares de millares,

    12. Que decían en alta voz: El Cordero que fué inmolado es digno de recibir poder, y riquezas, y sabiduría, y fortaleza, y honra, y gloria, y bendición.

    13. Y oí a toda criatura que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y que está en la mar, y todas las cosas que en ellos están, diciendo: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea bendición, y honra, y gloria, y poder para siempre jamás.

    14. Y los cuatro animales decían: Amén. Y los veinticuatro ancianos se postraron, y adoraron al que vive para siempre jamás.