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jueves, julio 18, 2024
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    Mateo 13 - Reina Valera 1862

    Parábola del sembrador

    1. Y AQUEL día, saliendo Jesús de casa, se sentó junto a la mar.

    2. Y se allegaron a él grandes multitudes; y entrándose él en una nave, se sentó, y toda la mutitud estaba en la ribera.

    3. Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el que sembraba salió a sembrar.

    4. Y sembrando, parte de la simiente cayó junto al camino, y vinieron las aves, y la comieron.

    5. Y parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y nació luego, porque no tenía tierra profunda:

    6. Mas en saliendo el sol, se quemó, y se secó, porque no tenía raíz.

    7. Y parte cayó entre espinas, y las espinas crecieron, y la ahogaron.

    8. Y parte cayó en buena tierra, y dió fruto; uno de a ciento, y otro de a sesenta, y otro de a treinta.

    9. Quien tiene oidos para oir, oiga.

    Propósito de las parábolas

    10. Entónces llegándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?

    11. Y él respondiendo, les dijo: Porque a vosotros es concedido saber los misterios del reino de los cielos, mas a ellos no es concedido.

    12. Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; mas al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.

    13. Por eso les hablo por parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.

    14. De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: De oido oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis.

    15. Porque el corazón de este pueblo está engrosado, y de los oidos oyen pesadamente, y de sus ojos guiñan; para que no vean de los ojos, y oigan de los oidos, y del corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane.

    16. Mas bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oidos, porque oyen.

    17. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oir lo que vosotros oís, y no lo oyeron.

    Jesús explica la parábola del sembrador

    18. Oid pues vosotros la parábola del que siembra.

    19. Oyendo cualquiera la palabra del reino, y no entendiéndola, viene el Malo, y arrebata lo que fué sembrado en su corazón. Este es el que fué sembrado junto al camino.

    20. Y el que fué sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y luego la recibe con gozo.

    21. Mas no tiene raíz en sí, ántes es temporal; porque venida la aflicción o la persecución por la palabra, luego se ofende.

    22. Y el que fué sembrado en espinas, éste es el que oye la palabra; mas la congoja de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y viene a quedar sin fruto.

    23. Mas el que fué sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, el que también da el fruto; y lleva uno a ciento, y otro a sesenta, y otro a treinta.

    Parábola del trigo y la cizaña

    24. Otra parábola les propuso, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que siembra buena simiente en su campo.

    25. Mas durmiendo los hombres, vino su enemigo, y sembró zizaña entre el trigo, y se fué.

    26. Y como la yerba salió, e hizo fruto, entónces la zizaña apareció también.

    27. Y llegándose los siervos del padre de familias, le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena simiente en tu campo? ¿Pues de donde tiene zizaña?

    28. Y él les dijo: Algún enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Pues quieres que vayamos, y la cojamos?

    29. Y él dijo: No; porque cogiendo la zizaña, no arranquéis también con ella el trigo.

    30. Dejád crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Cogéd primero la zizaña, y atádla en manojos para quemarla; mas el trigo allegádlo en mi alfolí.

    Parábola de la semilla de mostaza

    31. Otra parábola les propuso, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que tomándolo alguno lo sembró en su campo:

    32. El cual a la verdad es el más pequeño de todas las simientes; mas cuando ha crecido, es el mayor de todas las hortalizas; y se hace árbol, que vienen las aves del cielo, y hacen nidos en sus ramas.

    Parábola de la levadura

    33. Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura, que tomándola una mujer, la esconde en tres medidas de harina, hasta que todo se leude.

    El uso que Jesús hace de las parábolas

    34. Todo esto habló Jesús por parábolas a la multitud; y nada les habló sin parábolas;

    35. Para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta, que dijo: Abriré en parábolas mi boca: rebosaré cosas escondidas desde la fundación del mundo.

    36. Entónces, enviadas las multitudes, Jesús se vino a casa; y llegándose a él sus discípulos, le dijeron: Decláranos la parábola de la zizaña del campo.

    37. Y respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena simiente es el Hijo del hombre.

    38. El campo es el mundo; la buena simiente son los hijos del reino; y la zizaña son los hijos del Malo;

    39. El enemigo que la sembró, es el diablo; la siega es el fin del mundo; y los segadores son los ángeles.

    40. De manera que como es cogida la zizaña, y quemada a fuego, así será en el fin de este siglo.

    41. Enviará el Hijo del hombre sus ángeles, y cogerán de su reino todos los estorbos, y los que hacen iniquidad;

    42. Y los echarán en el horno de fuego: allí será el lloro, y el crugir de dientes.

    43. Entónces los justos resplandecerán, como el sol, en el reino de su Padre. El que tiene oidos para oir, oiga.

    El tesoro escondido

    44. También el reino de los cielos es semejante al tesoro escondido en un campo, el cual hallado, el hombre lo encubre; y de gozo de él, va, y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.

    La perla de gran precio

    45. Asimismo el reino de los cielos es semejante a un hombre tratante, que busca buenas perlas:

    46. Que hallando una preciosa perla, fué, y vendió todo lo que tenía, y la compró.

    La red

    47. También el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en la mar, coge de todas suertes:

    48. La cual siendo llena, la sacaron a la orilla; y sentados cogieron lo bueno en vasijas, y lo malo echaron fuera.

    49. Así será en el fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,

    50. Y los echarán en el horno del fuego: allí será el lloro, y el crugir de dientes.

    Tesoros nuevos y viejos

    51. Díceles Jesús: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos responden: Si, Señor.

    52. Y él les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.

    Jesús en Nazaret

    53. Y aconteció que acabando Jesús estas parábolas, pasó de allí.

    54. Y venido a su tierra, les enseñó en la sinagoga de ellos, de tal manera que ellos estaban fuera de sí, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría, y estas maravillas?

    55. ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María; y sus hermanos, Santiago, y Joses, y Simón, y Júdas?

    56. ¿Y no están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde pues tiene éste todo esto?

    57. Y se escandalizaban en él; mas Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su tierra, y en su casa.

    58. Y no hizo allí muchas maravillas, a causa de la incredulidad de ellos.