33.4 C
Miami
jueves, julio 18, 2024
Más


    Mateo 15 - Reina Valera 1862

    Lo que contamina al hombre

    1. ENTÓNCES llegaron a Jesús ciertos escribas y Fariseos de Jerusalem, diciendo:

    2. ¿Por qué tus discípulos traspasan la tradición de los ancianos? porque no lavan sus manos cuando comen pan.

    3. Y él respondiendo, les dijo: ¿Por qué también vosotros traspasáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?

    4. Porque Dios mandó, diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y : El que maldijere a padre o a madre, muera de muerte.

    5. Mas vosotros decís: Cualquiera que dijere a su padre o a su madre: Toda ofrenda mía a tí aprovechará;

    6. Y no honrare a su padre o a su madre, será libre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición.

    7. Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, diciendo:

    8. Este pueblo con su boca se acerca a mí, y con sus labios me honra; mas su corazón léjos está de mí.

    9. Mas en vano me honran enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.

    10. Y llamando a sí a la multitud, les dijo: Oid, y entendéd.

    11. No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.

    12. Entónces llegándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los Fariseos oyendo esta palabra se ofendieron?

    13. Mas respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial será desarraigada.

    14. Dejádlos: guias son ciegos de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ámbos caerán en el hoyo.

    15. Y respondiendo Pedro, le dijo: Decláranos esta parábola.

    16. Y Jesús dijo: ¿Aun también vosotros sois sin entendimiento?

    17. ¿No entendéis aun, que todo lo que entra en la boca, va al vientre, y es echado en la necesaria?

    18. Mas lo que sale de la boca, del mismo corazón sale, y esto contamina al hombre.

    19. Porque del corazón salen los malos pensamientos, muertes, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias.

    20. Estas cosas son las que contaminan al hombre; que comer con las manos por lavar no contamina al hombre.

    La fe de la mujer cananea

    21. Y saliendo Jesús de allí, se fué a las partes de Tiro y de Sidón.

    22. Y, he aquí, una mujer Cananea, que había salido de aquellos términos, clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí: mi hija es malamente atormentada del demonio.

    23. Mas él no le respondió palabra. Entónces llegándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Envíala, que da voces tras nosotros.

    24. Y él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

    25. Entónces ella vino, y le adoró, diciendo: Señor, socórreme.

    26. Y respondiendo él, dijo: No es bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.

    27. Y ella dijo: Así es Señor; pero los perros comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores.

    28. Entónces respondiendo Jesús, dijo: ¡O mujer! grande es tu fé: sea hecho contigo como quieres. Y fué sana su hija desde aquella hora.

    Jesús sana a muchos

    29. Y partido Jesús de allí, vino junto al mar de Galilea; y subiendo en un monte, se sentó allí.

    30. Y llegaron a él grandes multitudes, que tenían consigo cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos, y los echaron a los piés de Jesús, y los sanó:

    31. De tal manera, que las multitudes se maravillaron, viendo hablar los mudos, los mancos sanos, andar los cojos, ver los ciegos; y glorificaron al Dios de Israel.

    Alimentación de los cuatro mil

    32. Y Jesús llamando a sus discípulos, dijo: Tengo misericordia de la multitud, que ya hace tres dias que perseveran conmigo, y no tienen que comer; y enviarlos ayunos no quiero; porque no desmayen en el camino.

    33. Entónces sus discípulos le dicen: ¿Dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto, que hartemos tan gran multitud?

    34. Y Jesús les dice: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos.

    35. Y mandó a las multitudes que se recostasen en tierra.

    36. Y tomando los siete panes y los peces, dando gracias, los rompió, y dió a sus discípulos, y los discípulos a la multitud.

    37. Y comieron todos, y se hartaron; y alzaron lo que sobró de los pedazos, siete espuertas llenas.

    38. Y eran los que habían comido cuatro mil varones, sin las mujeres y los niños.

    39. Entónces despedidas las multitudes, subió en una nave, y vino a los términos de Magdala.