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miércoles, julio 17, 2024
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    Mateo 3 - Reina Valera 1862

    Predicación de Juan el Bautista

    1. Y EN aquellos dias vino Juan el Bautista, predicando en el desierto de Judea,

    2. Y diciendo: Arrepentíos; que el reino de los cielos se acerca.

    3. Porque éste es aquel del cual fué dicho por el profeta Isaías, que dijo: Voz del que clama en el desierto: Aparejád el camino del Señor: enderezád sus veredas.

    4. Y tenía Juan su vestido de pelos de camellos, y una cinta de cuero al rededor de sus lomos; y su comida era langostas, y miel montés.

    5. Entónces salía a él Jerusalem, y toda Judea, y toda la provincia de al derredor del Jordan,

    6. Y eran bautizados por él en el Jordan, confesando sus pecados.

    7. Y viendo él muchos de los Fariseos y de los Saduceos, que venían a su bautismo, les decía: Generación de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira que vendrá?

    8. Hacéd pues frutos dignos de arrepentimiento.

    9. Y no penséis en deciros: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo, que puede Dios despertar hijos a Abraham aun de estas piedras.

    10. Ahora, ya también la hacha está puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no hace buen fruto, es cortado, y echado en el fuego.

    11. Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; mas el que viene en pos de mí, más poderoso es que yo; los zapatos del cual yo no soy digno de llevar; él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.

    12. Su aventador está en su mano, y aventará su era, y allegará su trigo en el alfolí, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.

    El bautismo de Jesús

    13. Entónces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordan, para ser bautizado por él.

    14. Mas Juan le resistía mucho, diciendo: Yo he menester de ser bautizado por tí, ¿y tú vienes a mí?

    15. Empero respondiendo Jesús le dijo: Deja ahora; porque así nos conviene cumplir toda justicia. Entónces le dejó.

    16. Y Jesús después que fué bautizado, subió luego del agua, y, he aquí, los cielos le fueron abiertos, y vió al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él;

    17. Y, he aquí, una voz de los cielos que decía: Este es mi hijo amado, en el cual tengo contentamiento.