32.6 C
Miami
martes, julio 23, 2024
Más


    Salmos 73 - Reina Valera 1862

    El destino de los malos Salmo de Asaf.

    1. Salmo de Asaf. CIERTAMENTE bueno es a Israel Dios, a los limpios de corazón.

    2. Y yo, casi se apartaron mis piés; poco faltó, para que no resbalasen mis pasos.

    3. Porque tuve envidia a los malvados, viendo la paz de los impíos.

    4. Porque no hay ataduras para su muerte: ántes su fortaleza está entera.

    5. En el trabajo humano no están: ni son azotados con los hombres.

    6. Por tanto soberbia los corona: cúbrense de vestido de violencia.

    7. Sus ojos están salidos de gruesos: pasan los pensamientos de su corazón.

    8. Soltáronse, y hablan con maldad de hacer violencia: hablan de lo alto.

    9. Ponen en el cielo su boca: y su lengua pasea la tierra.

    10. Por tanto su pueblo volverá aquí, que aguas en abundancia les son exprimidas.

    11. Y dirán: ¿Cómo sabe Dios? ¿Y, si hay conocimiento en lo alto?

    12. He aquí, estos impíos, y quietos del mundo alcanzaron riquezas:

    13. Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón: y he lavado mis manos en limpieza;

    14. Y he sido azotado todo el día: y castigado por las mañanas.

    15. Si decía: Contarlo he así: he aquí, habré negado la nación de tus hijos.

    16. Pensaré pues para saber esto: es trabajo en mis ojos.

    17. Hasta que venga al santuario de Dios; entónces entenderé la postrimería de ellos.

    18. Ciertamente los has puesto en deslizaderos: hacerlos has caer en asolamientos.

    19. ¡Cómo han sido asolados! ¡cuán en un punto! Acabáronse: fenecieron con turbaciones.

    20. Como sueño de el que despierta. Señor, cuando despertares, menospreciarás sus apariencias.

    21. Ciertamente mi corazón se acedó: y en mis riñones sentía punzadas.

    22. Mas yo era ignorante, y no entendía; era una bestia acerca de tí.

    23. Aunque yo siempre estaba contigo: y así echaste mano a mi mano derecha:

    24. Guiásteme en tu consejo: y después me recibirás con gloria.

    25. ¿A quién tengo yo en los cielos? Y contigo nada quiero en la tierra.

    26. Desmáyase mi carne y mi corazón, ¡ó roca de mi corazón! que mi porción es Dios para siempre.

    27. Porque, he aquí, los que se alejan de tí, perecerán: tú cortas a todo aquel que rompe tu pacto.

    28. Y yo, el acercarme a Dios, me es el bien: he puesto en el Señor Jehová mi esperanza, para contar todas tus obras.