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sábado, agosto 17, 2024
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    Apocalipsis 9 - Reina Valera 1990 (Adventista)

    1. El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra, y se le dio la llave del pozo del abismo.

    2. Y cuando abrió el pozo del abismo, subió una humareda como el humo de un gran horno, que oscureció el sol y el aire.

    3. Y del humo salieron langostas sobre la tierra, y se les dio poder como el que tienen los escorpiones de la tierra.

    4. Y se les dijo que no dañaran la hierba de la tierra, ni cosa verde alguna, ni ningún árbol; sino sólo a los hombres que no tuvieran el sello de Dios en sus frentes.

    5. Y se les dio poder, no para matarlos, sino para atormentarles durante cinco meses. Y su tormento era como la picadura de un escorpión cuando hiere a un hombre.

    6. En aquellos días los hombres buscarán la muerte, y no la hallarán; desearán morir, y la muerte huirá de ellos.*

    7. Las langostas eran semejantes a caballos preparados para la guerra. Sobre sus cabezas tenían como coronas de oro, y sus caras eran como caras de hombres.*

    8. Tenían cabello como cabello de mujer, y dientes como dientes de león.*

    9. Tenían corazas como corazas de hierro. El ruido de sus alas era como el estruendo de carros con muchos caballos que corren a la batalla.*

    10. Tenían colas y aguijones semejantes a los escorpiones, y en sus colas tenían el poder de dañar a los hombres durante cinco meses.

    11. Y tienen por rey sobre sí al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego Apolión (destructor).

    12. El primer ay ya pasó. Vienen aún dos ayes más.

    13. El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz que salía de los cuatro cuernos del altar de oro que está ante Dios.

    14. Y dijo al sexto ángel que tenía la trompeta: "Suelta a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Eufrates".

    15. Y fueron sueltos los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, el día, el mes y el año, para matar a la tercera parte de los hombres.

    16. El número de los soldados de a caballo era doscientos millones. Oí su número.

    17. Los caballos y jinetes que vi en visión tenían corazas del color del fuego, de jacinto y azufre. Las cabezas de los caballos eran como cabezas de león, y de su boca salía fuego, humo y azufre.

    18. De estas tres plagas fue muerta la tercera parte de los hombres, por el fuego, el humo y el azufre que salían de la boca de ellos.

    19. El poder de los caballos estaba en su boca y en sus colas, porque sus colas eran como serpientes, tenían cabezas y con ellas dañaban.

    20. Los otros hombres que no fueron muertos por estas plagas, no se arrepintieron de la obra de sus manos, para dejar de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera; que no pueden ver, ni oír, ni andar.

    21. Tampoco se arrepintieron de sus homicidios, hechicerías, fornicación y hurtos.