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miércoles, julio 17, 2024
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    Eclesiastés 2 - Reina Valera 1990 (Adventista)

    1. Entonces me dije: "Ven, te probaré con alegría, y gozarás de bienes". Pero esto también es vanidad.

    2. A la risa dije: "Enloqueces", y al placer: "¿De qué sirve?"

    3. Propuse agasajarme con vino, rigiéndome en todo por la sabiduría, y entregarme a la necedad, hasta ver qué es lo mejor que los hombres pueden hacer debajo del cielo en los pocos días de su vida.

    4. Engrandecí mis obras, me edifiqué casas, planté viñas,

    5. hice huertos y jardines, y planté en ellos toda clase de árboles frutales.

    6. Construí estanques de agua para regar el bosque donde los árboles crecían.

    7. Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa. También tuve posesión grande de vacas y ovejas, más que los que fueron antes de mí en Jerusalén.

    8. Allegué plata y oro, y tesoro preciado de reyes y provincias. Procuré cantores y cantoras, deleites humanos e instrumentos músicos de toda suerte.

    9. Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén. Además, conservé mi sabiduría.

    10. No negué a mis ojos ningún deseo, ni aparté mi corazón de placer alguno. Mi corazón gozó de todo mi trabajo, y ésta fue mi parte de toda mi faena.

    11. Miré luego todas las obras que había hecho, y el trabajo que tomé para hacerlas; y vi que todo era vanidad y correr tras el viento, sin provecho debajo del sol.

    12. Después volví a considerar la sabiduría, los desvaríos y la necedad. ¿Qué más podrá hacer el que reine después de mí, más de lo que ha sido hecho?

    13. Y vi que la sabiduría sobrepasa a la necedad, como la luz a las tinieblas.

    14. El sabio tiene sus ojos en su cabeza, pero el necio anda en tinieblas. Sin embargo, entendí que lo mismo le sucede a uno que al otro.

    15. Entonces dije en mi corazón: "Como sucede al necio, me sucederá también a mí. ¿Qué gano con ser más sabio?" Y pensé en mi corazón, que esto también es vanidad.

    16. Porque ni del sabio ni del necio quedará memoria para siempre. En los días venideros los dos serán olvidados. Tanto el sabio como el necio morirán.

    17. Por tanto, aborrecí la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y correr tras el viento.

    18. Aborrecí todo mi trabajo que había hecho debajo del sol, ya que tendré que dejarlo al que venga después de mí.

    19. Y ¿quién sabe si será sabio o necio, el que se enseñoreará del trabajo y la sabiduría en que me afané debajo del sol? Esto también es vanidad.

    20. Por tanto, me volví a desesperanzar acerca de todo el trabajo en que ocupé mi sabiduría debajo del sol.

    21. ¡Que el hombre trabaje con sabiduría, ciencia y rectitud, y tenga que dar su hacienda a otro que nunca trabajó en ella! También esto es vanidad y grande mal.

    22. Porque, ¿qué recibe el hombre de todo su trabajo y fatiga con que se afana debajo del sol?

    23. Porque todos sus días son sólo dolores, y sus trabajos molestias. Ni aun de noche su corazón reposa. Esto también es vanidad.*

    24. No hay cosa mejor para el hombre que coma y beba, y se alegre en su trabajo. Esto viene de la mano de Dios.

    25. Porque sin él, ¿quién comerá, y hallará satisfacción?

    26. Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo. Pero al pecador le da trabajo, que allegue y amontone, para darlo al que agrada a Dios. También esto es vanidad y correr tras el viento.