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sábado, agosto 17, 2024
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    Hechos 21 - Reina Valera 1990 (Adventista)

    Viaje de Pablo a Jerusalén

    1. Después de separarnos de ellos, navegamos directamente a Cos, al día siguiente a Rodas y de allí a Pátara.

    2. Hallando un barco que pasaba a Fenicia, nos embarcamos, y partimos.

    3. Al avistar a Chipre, dejándola a la izquierda, navegamos hacia Siria, y arribamos a Tiro; porque el barco tenía que descargar allí.

    4. Después de hallar a los discípulos, quedamos allí siete días. Y ellos por el Espíritu, decían a Pablo que no subiese a Jerusalén.

    5. Cumplidos aquellos días, nos acompañaron todos, con sus esposas e hijos, hasta fuera de la ciudad. Y puestos de rodillas en la playa, oramos.

    6. Después, abrazándonos unos a otros, subimos al barco, y ellos volvieron a sus casas.

    7. Completada la navegación, vinimos de Tiro a Tolemaida. Saludamos a los hermanos, y quedamos un día con ellos.

    8. Al otro día salimos y llegamos a Cesarea. Y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, nos hospedamos con él.

    9. Este tenía cuatro hijas solteras que profetizaban.

    10. Como quedamos allí muchos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo.

    11. Vino a vernos, y tomando el cinto de Pablo, se ató los pies y las manos, y dijo: "Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al dueño de este cinto, y lo entregarán en manos de los gentiles".

    12. Al oír esto, le rogamos, nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén.

    13. Entonces Pablo respondió: "¿Qué hacéis llorando y afligiéndome el corazón? Porque yo estoy presto no sólo a ser atado, sino aun a morir en Jerusalén por el Nombre del Señor Jesús".

    14. Y como no lo pudimos persuadir, desistimos, diciendo: "Hágase la voluntad del Señor".

    15. Después de esos días, nos preparamos, y subimos a Jerusalén.

    16. Vinieron también con nosotros de Cesarea algunos discípulos, trayendo consigo a un tal Mnasón, de Chipre, antiguo discípulo, con el cual posásemos.

    Arresto de Pablo en el templo

    17. Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con alegría.

    18. Al día siguiente Pablo fue con nosotros a ver a Santiago. Y estaban presentes todos los ancianos.

    19. Pablo los saludó, y les contó en detalle lo que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio.

    20. Al oírlo, glorificaron a Dios, y le dijeron: "Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos han creído; y todos siguen siendo celosos por la Ley.

    21. "Pero fueron informados que tú enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles, a que se aparten de Moisés, y no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres.

    22. "¿Qué hacer, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido.

    23. "Haz, pues, esto que vamos a decirte. Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen un voto que cumplir.

    24. "Tómalos, purifícate con ellos, y paga sus gastos, para que rasuren su cabeza. Y todos entenderán que no hay nada de lo que les informaron acerca de ti; sino que tú también guardas la Ley.

    25. "Pero en cuanto a los gentiles que han creído, les hemos escrito nuestro acuerdo de que se abstengan de los alimentos sacrificados a los ídolos, de sangre, de estrangulado y de fornicación".

    26. Al día siguiente, Pablo llevó consigo a esos hombres, y se purificó con ellos. Entonces entró en el templo para anunciar cuándo terminarían los días de la purificación, y cuándo presentarían la ofrenda por cada uno de ellos.

    27. Cuando estaban por cumplirse los siete días, unos judíos del Asia, al ver a Pablo en el templo, alborotaron a todo el pueblo, y le echaron mano.

    28. Gritaron: " ¡Israelitas, ayudad! Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, contra la Ley y contra este lugar. Además, ha traído a griegos al templo, y ha profanado este santo lugar".

    29. Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo, de Efeso, y pensaban que Pablo lo había introducido en el templo.

    30. Así, toda la ciudad se alborotó, y se agolpó el pueblo. Se apoderaron de Pablo, lo arrastraron fuera del templo, y cerraron las puertas.

    31. Como ellos procuraban matarlo, avisaron al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada.

    32. Este tomó en seguida soldados y centuriones, y corrió a ellos. Cuando vieron al tribuno y a los soldados, cesaron de golpear a Pablo.

    33. Entonces el tribuno lo prendió. Mandó atarlo con dos cadenas, y preguntó quién era y qué había hecho.

    34. Pero entre la multitud, unos gritaban una cosa, y otros otra. Y como no podía entender nada cierto a causa del alboroto, mandó llevarlo a la fortaleza.

    35. Al llegar a las gradas, fue llevado en peso por los soldados a causa de la violencia de la turba.

    36. Porque multitud de pueblo venía detrás, gritando: "¡Mátalo!"

    Defensa de Pablo ante el pueblo

    37. Cuando empezaron a entrar al cuartel, Pablo dijo al tribuno: "¿Me permites decirte algo?" Y él replicó: "¿Sabes griego?

    38. "¿No eres tú aquel egipcio que hace unos días levantó una sedición, y sacó al desierto cuatro mil salteadores?"

    39. Pablo respondió: "Yo soy judío, ciudadano de Tarso, ciudad no obscura de Cilicia. Te ruego que me permitas hablar al pueblo".

    40. Y como él se lo permitió, Pablo, de pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Y hecho gran silencio, les dijo en hebreo: