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domingo, agosto 18, 2024
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    Isaías 23 - Reina Valera 1990 (Adventista)

    Profecía sobre Tiro

    1. Profecía acerca de Tiro. Aullad, naves de Tarsis, porque Tiro es destruida hasta no quedar casa, ni adonde entrar. Desde la tierra de Chipre les ha sido revelado.

    2. Callad, habitantes de Tiro; mercaderes de Sidón, a quien los marinos abastecían.

    3. Su provisión era de las sementeras que crecen con las muchas aguas del Nilo, de la mies del río. Fue también el emporio de las naciones.

    4. Avergüénzate, Sidón, porque el mar, la fortaleza del mar habló, diciendo: "Nunca estuve de parto, ni engendré, ni crié jóvenes, ni eduqué doncellas".

    5. Cuando llegue la noticia a Egipto, tendrán dolor por lo que le pasó a Tiro.

    6. Pasaos a Tarsis, aullad, habitantes de la isla,

    7. ¿No era ésta vuestra ciudad alegre, antigua, de muchos días, cuyos pies la llevaron a peregrinar lejos?

    8. ¿Quién decretó esto contra Tiro, la que repartía coronas, cuyos negociantes eran los nobles de la tierra?

    9. El Eterno Todopoderoso lo decretó, para humillar la soberbia de toda gloria, y abatir a todos los ilustres de la tierra.

    10. Inunda tu tierra como el Nilo, hija de Tarsis; porque no tendrás más puerto.

    11. Extendió su mano sobre el mar, hizo temblar los reinos. El Eterno mandó acerca de Canaán, que sus fortalezas sean destruidas.

    12. Y dijo: "No te alegrarás más, oh tú, oprimida virgen, hija de Sidón. Levántate y vete a Chipre, y aun allí no tendrás reposo".

    13. Mira la tierra de los caldeos. Este pueblo no existía. Asiria lo fundó para las bestias del desierto. Levantaron sus torres de asalto, demolieron sus palacios, y la convirtieron en ruinas.

    14. Aullad, naves de Tarsis, porque vuestra fortaleza está destruida.

    15. En aquel día, Tiro será olvidada por setenta años, como los días de un rey. Después de los setenta años le sucederá a Tiro como en la canción de la ramera:

    16. Toma un arpa, y rodea la ciudad, oh ramera olvidada. Haz buena melodía, reitera la canción, para que seas recordada.

    17. Al fin de los setenta años, el Eterno visitará a Tiro, y volverá a comerciar. Y otra vez fornicará con todos los reinos de la tierra.

    18. Pero sus negocios y su ganancia serán consagrados al Eterno. No se guardarán ni se atesorarán, porque sus ganancias serán para los que estén ante el Eterno, para que coman hasta saciarse, y vistan honradamente.*