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    Lucas 10 - Reina Valera 1990 (Adventista)

    Misión de los setenta

    1. Después de esto, el Señor designó a otros setenta, que envió de dos en dos delante de sí, a toda ciudad y lugar a donde él había de ir.

    2. Y les dijo: "A la verdad, la mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.

    3. "¡Id! Os envió como corderos en medio de lobos.*

    4. "No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado. Y nadie saludéis en el camino.

    5. "En la casa donde entréis, primero decid: "Paz a esta casa".

    6. "Si hubiera allí algún hombre de paz, vuestra paz reposará sobre él. Si no, volverá a vosotros.

    7. "Y posad en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario. No os paséis de casa en casa.

    8. "En la ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que os presenten.

    9. "Sanad a los enfermos que haya en ella, y decidles: 'El reino de Dios se ha acercado a vosotros'.*

    10. "Pero en la ciudad donde entréis, y no os reciban, salid por sus calles y decid:

    11. "Aun el polvo que se nos ha pegado de vuestra ciudad a nuestros pies, sacudimos contra vosotros. Pero sabed esto: ¡El reino de Dios está cerca!*

    12. "Os digo que en aquel día el castigo será más tolerable para los de Sodoma que para esa ciudad.*

    Ayes sobre las ciudades impenitentes

    13. "¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho las maravillas que se han hecho en vosotras, hace tiempo que sentados en cilicio y ceniza, se habrían arrepentido.

    14. "Por tanto, en el juicio, el castigo será más tolerable para Tiro y Sidón que para vosotras.*

    15. "Y tú, Capernaum, ¿serás levantada hasta el cielo? Hasta el sepulcro serás abatida.

    16. "El que os oye a vosotros, me oye a mí; el que os desecha a vosotros, me desecha a mí. Y el que me desecha a mí, desecha al que me envió". El mayor motivo de alegría

    Regreso de los setenta

    17. Los setenta volvieron con gozo, diciendo: "Señor, ¡hasta los demonios se nos sujetan en tu Nombre!"

    18. Les dijo: "Yo veía a Satanás, que caía del cielo como un rayo.

    19. "Os doy potestad de pisar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.

    20. "Pero no os alegréis de que los espíritus se os sujeten, antes alegraos de que vuestro nombre está escrito en el cielo". Alegría de Jesús*

    Jesús se regocija

    21. En ese momento Jesús se alegró en el Espíritu Santo, y dijo: "¡Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, que escondiste estas cosas a sabios y entendidos, y las revelaste a los pequeños!

    22. "Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre. Y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y a quien el Hijo lo quiera revelar".

    23. Y vuelto a los discípulos, les dijo: "¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis!

    24. "Os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron". El buen samaritano

    El buen samaritano

    25. Entonces un doctor de la Ley se levantó, y para probar a Jesús, le preguntó: "Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?"

    26. Jesús le contestó: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?"

    27. El respondió: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y todo tu entendimiento; y a tu prójimo como a ti mismo".

    28. Jesús le dijo: "Has respondido bien. Haz esto, y vivirás".*

    29. Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: "¿Y quién es mi prójimo?"

    30. Entonces Jesús respondió: "Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, que lo despojaron, lo hirieron, y se fueron, dejándolo medio muerto.

    31. "Por casualidad, un sacerdote descendía por aquel camino, y al verlo, pasó por el otro lado.

    32. "De igual modo, un levita llegó cerca de aquel lugar, y al verlo, pasó por el otro lado.

    33. "Pero un samaritano que iba de camino, se acercó a él, y al verlo, se compadeció de él.*

    34. "Se acercó, vendó sus heridas, y les echó aceite y vino. Y poniéndolo sobre su cabalgadura, lo llevó al mesón, y lo cuidó.

    35. "Al partir, el siguiente día, sacó dos denarios, los dio al mesonero, y le dijo: Cuídalo, y todo lo que gastes de más, te lo pagaré cuando vuelva".*

    36. "¿Cuál de estos tres te parece que fue un prójimo para el que cayó en manos de ladrones?"

    37. El doctor de la Ley respondió: "El que tuvo misericordia de él". Entonces Jesús le dijo: "Ve, y haz tú lo mismo". Visita a Marta y María

    Jesús visita a Marta y a María

    38. Jesús siguió su camino, y llegó a una aldea, donde una mujer llamada Marta, lo recibió en su casa.

    39. Esta tenía una hermana que se llamaba María, que se sentó a los pies de Jesús, y oía su palabra.*

    40. Pero Marta, atareada con muchos quehaceres, se acercó a Jesús, y le dijo: "Señor, ¿no te preocupa que mi hermana me deja servir sola? Dile que me ayude".

    41. Pero Jesús le respondió: "Marta, Marta, estás preocupada y turbada por muchas cosas.

    42. "Pero una sola cosa es necesaria. Y María eligió la mejor parte, la que no le será quitada".